editorial
La crisis exige redefinir la acción turística
La Semana Santa ha tocado a su fin. Una Semana Santa pasada por agua, en la que se ahogaron no sólo la mayoría de las procesiones sino también las ilusiones de la hostelería leonesa, que tenía señaladas estas fechas en rojo en su calendario, ante la esperada avalancha de turistas.
Pero nada más lejos de la realidad. Las cifras de visitantes que se han acercado durante estos días a la provincia no se puede decir que hayan sido catastróficas, pero sí que han dejado un regusto amargo en el sector que espera, si no mejorar, sí igualar los resultados del año pasado. La realidad es que por la mala climatología, pero sobre todo por la grave crisis económica han visto cómo la cifra de negocio del sector hostelero se reducía un 30% de media, con datos de descenso que oscilaban entre el 50% de las zonas de montaña y el turismo rural y del 10% en la capital, si se comparaban con los de la Semana Santa del 2011, que también cayó en abril y llovió de forma continuada.
Estos inesperados descensos hacen que el sector se replantee muchas de las acciones de futuro. «Con la que está cayendo es cuestión de aguantar», aseguran los representantes de la hostelería leonesa, pero a la vez afirman que se hace necesaria una mayor y mejor promoción turística, que vaya más allá de la estacionalidad de fechas puntuales, porque el turismo es todo el año. Es más, desde el sector se temen ahora los meses venideros, en los que se les presenta lo que ellos dan en llamar un «páramo» hasta la llegada de las vacaciones estivales.
Lo único claro, la conclusión a la que deben llegar todos, adminstraciones y empresarios del sector hostelero, es que la crisis económica, que va camino de perdurar en el tiempo, obliga a replantearse la promoción turística. Y ahí todos deben ir de la mano, porque el turismo, como el resto de la sociedad, ha cambiado y se está acoplando a estos tiempos de crisis y hacia esa línea de cambio debe caminar la acción turística.