editorial
Iniciativas y frustraciones
Conocíamos hace dos días que en la próxima Encuesta de Población Activa nos encontraremos con casi cuatrocientos mil parados más, lo que en definitiva viene a suponer que el desempleo alcanzará en España a 5,6 millones de ciudadanos, nada menos que el 24,6% de la población activa. León no es provincia ajena a la coyuntura general y no tardará en asomarse al horizonte de los 45.000 desocupados, frustrados por su situación personal, pero también general, y por unas expectativas que no acaban de cumplirse y que convierten en especialmente penosa la vida de jóvenes generaciones.
Y conocemos hoy unos datos que si no son analizados en profundidad pueden llevar a engaño: en los últimos cinco años, es decir, durante todo el periodo de severa crisis económica, el descenso del número de solicitudes de nuevas licencias de actividad ha sido moderado y sólo a lo largo del 2011 se concedieron 567.
Es ciertamente engañoso, por cuanto que no supone una dinamización de la actividad económica. Se trata en la mayoría de los casos de pequeños comercios, traspasos de bares y especialmente centros de peluquería y estética y los relacionados con la salud y el cuidado personal. Es decir, pequeños negocios de mucha rotación y de vida corta, a cuyo cierre generalmente precedió una iniciativa tan entusiasta como tan poco exitosa. Nada que ver en la mayoría de los casos, por el entorno económico, con empresas con posibilidades de consolidación. Tentativas de autoempleo surgidas de la ilusión y sustentadas en el pago único del paro. Frustración que se viene a sumarse a otra frustración.
Está claro que nadie tiene la fórmula para dar la vuelta a la situación. En tiempos de crisis, lo primero es el empleo. Cuando no haya de donde recortar ni más trabajadores que enviar al Inem quizá empecemos a mejorar. Pero no es una certeza, como sí lo es que abril es peor que marzo y mayo se anuncia peor que abril.