LA VELETA
Algo más que un error
¿Se ha disuelto ETA transcurridos seis meses desde que anunciara el cese definitivo de su «actividad armada»? Parece evidente que no. ¿Ha entregado las armas y los explosivos que todavía obran en su poder? De nuevo la respuesta vuelve a ser negativa. En este contexto, el Ministerio del Interior acaba de anunciar la puesta en marcha de un «plan integral para la reinserción de presos terroristas». Y aunque en el mismo, además de los etarras, se incluyen a los del Grapo, grupos yihadistas o crimen organizado, no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta que dicho plan está elaborado pensando en los terroristas de ETA que ha asesinado en sus mas de cincuenta años de existencia a 858 personas y heridos a miles más.
La política penitenciaria con los presos de ETA forma parte de la política antiterrorista y es evidente que la dirección de ambas corresponde al Gobierno. Eso nadie lo discute. Lo que si está en discusión es por qué ahora, un Gobierno del PP —transcurridos sólo cuatro meses desde su toma de posesión— decide adoptar una medida que no solamente las víctimas del terrorismo, sino muchos ciudadanos interpretan como una concesión política a ETA en forma de beneficios penitenciarios para sus presos.
Que el Gobierno de Zapatero había negociado políticamente con ETA es algo que a estas alturas sólo los muy necios pueden negar, entre otras cosas porque ese proceso de negociación está ya muy documentado. Pero la pregunta que hay que plantearse es: ¿tenía Rajoy cuando llegó a la Moncloa alguna hipoteca al respecto? ¿En que medida el actual presidente del Gobierno fue colaborador necesario en la segunda legislatura de Zapatero para llegar hasta donde se ha llegado? ¿Qué le transmitió Zapatero al ministro del Interior cuando sin haber transcurrido un mes de haber dejado la Moncloa se reunión con el en la sede del ministerio por espacio de dos horas?
Hace un mes titulaba esta columna de la siguiente manera: «Inquietud en las víctimas», describiendo el estado en el que se encontraban quienes han sufrido directamente el zarpazo del terrorismo etarra.
Con el plan anunciado por Interior, esa inquietud de las víctimas, y no sólo de ellas, va «in crescendo», porque sólo faltaría que a la evidente victoria que ETA está consiguiendo en el terreno político con su presencia cada vez mas fuerte en las instituciones y que tendrá su punto fuerte en las elecciones vascas del próximo año, se uniera ahora el triunfo de la ¡¡¡injusticia!!! mediante la concesión de beneficios penitenciarios a los presos de la banda terrorista.
Este Gobierno no se ha cansado de repetir que las víctimas son el referente moral para ellos y para la sociedad española. Pues no vendría mal un poquito más de coherencia entre esas palabras y los hechos.