EL RINCÓN
A Rajoy le conviene Hollande
Aunque Mariano Rajoy ha conseguido sacar adelante sus primeros Presupuestos, lo cierto es que a ningún Gobierno le gusta defender en solitario unas cuentas que aparejan recortes en todas las partidas. La política es tornadiza y lo que hoy es apoyo mañana se vuelve repudio.
Rajoy es consciente de que está tomando medidas muy impopulares: copago farmacéutico que afecta a los pensionistas, incremento de tarifas universitarias, subida de impuestos, etc. Son medidas que tampoco gustan a sus votantes y que, en cierto sentido, han venido constituir una sorpresa puesto que el propio Mariano Rajoy se había cansado de decir que a diferencia de lo que caracterizaba a Rodríguez Zapatero, él era «previsible». A la vista está que ha dejado de serlo.
Rara es la semana que el Consejo de Ministros no nos depara una sorpresa (o susto) en forma de nuevos y mayores recortes en servicios o presupuestos. El propio presidente parece tener conciencia de que está orzando en dirección contraria a muchas de sus promesas electorales puesto que no para de repetir que le disgusta tomar determinadas medidas, aunque —añade— que lo hace porque «no le queda otro remedio». Haber asumido el objetivo de déficit que dicta Bruselas, a sabiendas de que es una meta inalcanzable a corto plazo, puede acarrear para el PP un desgaste político considerable. Pero cuando todo parece negro se enciende una luz en el sitio más inesperado.
Pudiera ser que François Hollande, el candidato socialista a la presidencia de Francia, fuera quien viniera a aliviar los problemas del Gobierno español. Su proyecto de Pacto de Crecimiento —que pretende modular los rigores del Pacto Fiscal tan querido por Angela Merkel— podría ser que el balón de oxígeno, en forma de tiempo, que necesita el Ejecutivo español para hacer las reformas y obtener los primeros frutos sin el agobio de los plazos actuales. El tiempo que Rajoy necesita para ver si el ajuste sirve para salir de la recesión, crear empleo y sanear la banca. A veces, la política se complace en la paradoja: a Rajoy le conviene que gane Hollande.