Diario de León

TRIBUNA

El copago llega para quedarse

Publicado por
MARÍA JESÚS SOTO DIRECTORA DE INVERSIS | banco en león y de elinversorinquieto.es
León

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La polémica palabra «copago» ha caído como una especie de sarpullido, para una parte de la sociedad española. Los detractores del mismo, que lo rechazan porque acaba con el «bienestar social», tal vez deberían empezar por definir correctamente lo que entienden por «bienestar social». ¿Aceptan dentro de ese concepto el pago de matrículas universitarias a estudiantes que no aprueban, ni sacan sus carreras en un tiempo razonable? ¿Y el abuso que se está haciendo dentro de la sanidad española, tanto en consultas como medicamentos, porque son gratis o casi? ¿ Y el pago de prestación por desempleo cuando se tiene otro trabajo o no se quiere aceptar alguno, porque «se cobra más en el paro que trabajando»?. Así podríamos seguir enumerando muchas situaciones reales, que se han extendido tanto, que han transformado «el estado de bienestar» en «estado de malestar». Malestar de quienes pagan sus impuestos religiosamente, pero que observan, atónitos, como buena parte de los mismos, llegan a manos de quienes no se lo merecen.

El estado de bienestar, con el que pocos pondrían reparos, es aquel que ayude a las clases más desfavorecidas, sin que ellas puedan hacer nada para salir de esa situación. Así hablamos de personas con discapacidades, de ancianos con pocos recursos, niños con necesidades vitales etc…

El copago bien aplicado, viene para que cada persona valore los servicios que recibe de la sociedad, no abusando de su utilización, y pagando por ellos, en función de su capacidad económica. Con ello se debe conseguir una mayor eficiencia en los servicios públicos, al reducir costes y mejorar el servicio que los ciudadanos reciben.

Desde el punto de vista económico, está más que demostrado, que cualquier bien o servicio con coste cero, tiene una demanda que tiende al infinito. De ahí que haya que analizar con mucho cuidado, a qué bienes o servicios se aplica con dinero público, que si bien siempre ha sido escaso, ahora casi parece inexistente.

Quienes estén pensando que el copago será algo transitorio, se confunden radicalmente. La deuda que vamos a tener que devolver, será labor de décadas, por tanto no habrá dinero público que soporte y haga frente a los compromisos, presentes, ni futuros, sin la colaboración en los costes, del sector privado y de los ciudadanos.

Con el paso del tiempo, el copago será algo tan común en nuestra sociedad, que sobre todo, las nuevas generaciones ya lo verán como algo natural, lo que provocará un cambio de mentalidad social, que sin duda será bueno, tanto en términos de responsabilidad personal, como de gestión eficiente de los recursos tanto públicos como privados.

Ahora queda por ver, si los dirigentes políticos son capaces de hacerlo de forma eficiente, justa y equitativa. Los primeros pasos que se han dado, parecen apuntar en la dirección correcta. Los ciudadanos vayamos preparando nuestros presupuestos personales para ir contando esos gastos fijos extraordinarios, que irán a más en el tiempo. El camino del copago no tiene vuelta atrás, ha venido para quedarse de forma indefinida, gobierne quien gobierne.

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