editorial
Lo de Bankia no tiene justificación
La situación de Bankia es calamitosa y no tiene justificación posible. El banco surgido de la antigua Caja Madrid se ha visto abocado a una intervención estatal que incluye una fuerte inyección económica de dinero público y desde el Partido Popular se está guardando un riguroso silencio que no es aceptable porque los responsables de todo este desaguisado formar parte precisamente de sus filas.
La salida de Rodrigo Rato de la presidencia de Bankia supone un auténtico escándalo si se tiene en cuenta que recibe un indemnización millonaria de una entidad a la que llegó como gran salvador y cuyo balance no ha podido ser más paupérrimo con la entidad sumida en una grave crisis y con sus acciones sufriendo constantes varapalos en la Bolsa.
Rato no debería llevarse ni un solo euro de una entidad de la que sale precisamente por la puerta de atrás por su gestión. Si Bankia precisa dinero público para poder mantenerse en pie por la relevancia que tiene para el sistema financiero e industrial español su primera actuación tras la inyección de fondos no puede ser en ningún caso aprobar una indemnización millonaria para Rato, que incluso podría ser mayor si no se hubiese limitado recientemente el límite de pagos a los directivos de las entidades que han recibido dinero público para poder subsistir.
La entrada de fondos estatales para salvar Bankia parece inevitable y cuenta con el aval del PSOE después de que se haya garantizado que no será un dinero entregado a fondo perdido. Hoy se reunirán el PP y el PSOE para dialogar sobre la reforma financiera y el principal partido de la oposición ya ha mostrado su disposición a apoyarla si se tienen en cuenta sus puntos de vista. La situación de las entidades bancarias españolas requiere del esfuerzo de los dos partidos para que llegue una pronta solución para un sector que está lastrando al país.