Diario de León

ASUNTOS INTERNOS

Millones por la alcantarilla

Publicado por
J. A. GUNDÍN
León

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En uno de los magníficos reportajes de ‘A Fondo’ que habitualmente publica Diario de León ha llamado mucho la atención el que firmaba Marco Romero sobre la suerte que han corrido los 7.000 millones de euros (más de un billón de pesetas) invertidos en la provincia durante los últimos trece años. Buena parte de esta suma astronómica ha sido empleada adecuadamente, pero cientos de millones se han escurrido por las grietas de la estupidez, la desidia y el despilfarro. La enumeración que hace Romero es espeluznante: museos que no se abren por falta de personal, clínicas con tecnología punta sin pacientes, sólidos centros de asistencia social cerrados, faraónicas zonas deportivas sin usuarios, palacios municipales costosamente remozados con el cierre echado, calles urbanizadas hacia ninguna parte... Toda una antología del despropósito, algunos tan chuscos como un solárium que costó 40.000 euros donde nunca da el sol. O como un aeropuerto de incierta viabilidad que, entre pitos y flautas, se ha llevado cien millones del ala. Nos escandalizaba que en otras provincias hubiera líneas del AVE con una docena de pasajeros al día y resulta que en casa no estábamos mejor ni para dar lecciones a nadie.

De los alcaldes y gobernantes autonómicos no se espera que sean unos genios de la administración, que tengan dos carreras universitarias o que inventen la pólvora cada mañana. Al ciudadano le basta con que reúnan tres cosas: sentido común, honradez y dedicación. Con siete mil millones de euros se pueden hacer maravillas en una provincia tan necesitada de infraestructuras y de servicios públicos como la nuestra. Sin embargo, no parece que brillen por su relumbre muchos de cuantos se han realizado en la última década. Sobre todo si nos fijamos en el famoso Plan E, que pese a dejar en León 140 millones de euros, como si fuera un premio de la Lotería de Navidad, reina la sensación general de que se han ido por la alcantarilla o se han fundido en calimochos.

Esta negligencia es, precisamente, una de las causas por las que desde hace varios años la clase política aparece en los barómetros del CIS como la tercera preocupación de los españoles. Y explica, tal vez, ese grito airado del 15-M del «no nos representan». Lo deplorable y triste es que caigamos ahora de todo este desaguisado, cuando hay que recortar la sanidad, la educación, los sueldos y las pensiones. En el pecado iba la penitencia.

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