EDITORIAL
Universidad y realidad laboral
El 17% de los universitarios leoneses que empiezan una carrera en la ULE acaban dejando los estudios. Por titulaciones, Historia (47%) y Geografía (43%) lideran el abandono, que es especialmente importante también Informática (41%), un campo laboral que ha abierto muchas expectativas en la provincia en los últimos años por la consolidación de León como polo de ese sector de futuro. En el otro extremo están Minas (3%), Fisioterapia (4%) y Enfermería (6%). Son datos relativos a las promociones que terminaron sus estudios el curso pasado y que acaba de revelar la Oficina de Calidad de la ULE: de los 2.443 alumnos que iniciaron los estudios, 419 no llegaron a graduarse.
No es una tasa preocupante, dicen los especialistas, ni desde el punto de vista general ni del particular de la ULE, que está entre las diez universidades españolas con menor tasa de abandono. Al menos no los es tanto como el índice de fracaso escolar en secundaria (26,2% en León frente al 28% de media del país) conocido hace un par de semanas. Pero sí mueve a alguna reflexiones, por ejemplo en relación con la necesidad a corto plazo de actuar sobre la calidad de la educación.
Pero también de corregir algunos desequilibrios. España es el país de la UE (31% frente al 19%) con más trabajadores sobrecualificados, es decir aquellos que tienen un título universitario o de FP de grado superior pero ocupan un empleo por debajo de ese nivel. Eso pone al descubierto la falta de puestos de alta cualificación y un modelo productivo sin duda erróneo, pero sobre todo supone un desperdicio de recursos muy grave, no sólo porque el proceso formativo universitario es muy caro —y será más costoso para las familias desde el próximo curso—, sino porque subemplearlos lo es más. Además de enormemente frustrante para los afectados. Pero también que la formación sigue estando al margen del mercado laboral y de las necesidades de la sociedad.