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Publicado por
cayetano gonzález
León

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Transcurrido un año desde aquel movimiento asambleario y popular que sorprendió a todos y que, contando con la permisividad de las autoridades de entonces tomó durante casi un mes la Puerta del Sol, el 15M ha celebrado este fin de semana su primer aniversario con escaso éxito de crítica y público que dirían los clásicos. Su capacidad de movilización ha sido manifiestamente mejorable y aunque el dicho popular señala que todas las comparaciones son odiosas, habrá que subrayar que hubo muchísima más gente en las celebraciones de los títulos ligueros y europeos del Real y del Atlético de Madrid.

En cambio, sí que habría que destacar un cambio, para bien, entre lo que pasó hace un año y lo que ha sucedido este fin de semana. Y este no es otro que la actitud de firmeza de la Delegación del Gobierno en Madrid para, respetando el derecho constitucional a manifestarse, no permitir el lamentable espectáculo que se dio hace un año cuando una buena parte de los integrantes del 15M consideró la Puerta del Sol como un cortijo particular montando sus tiendas para acampar durante varias semanas, perjudicando a los comerciantes de la zona y dañando la imagen de Madrid y de España. En esta ocasión la autoridad gubernativa y la policía nacional han actuado con inteligencia y prudencia.

Respecto a las reivindicaciones del 15M, muchas de ellas están cargadas de razón y seguramente son compartidas por una mayoría de los ciudadanos. Sobre todo aquellas referidas a la corrupción, a los privilegios de eso que es mas apropiado llamarla «casta» que clase política, a la situación de la justicia. Pero cuando entran en el terreno de las causas que nos han llevado a la profunda crisis económica que padecemos y a las soluciones que ellos aplicarían para salir de ella, entonces es donde se ve que los «ideólogos» de este movimiento se han quedado anclados en un pasado que ha sido felizmente superado enterrado.

Por otra parte, la representatividad del 15M es más que discutible. En una democracia la forma más directa de manifestar tu opinión es en las elecciones. En España las hemos celebrado hace seis meses. Hubo una alta participación —dato muy importante— y las urnas arrojaron una victoria amplia para el PP. Se podrá estar de acuerdo o no con las medidas del Gobierno, pero es mucho más democrático lograr un respaldo en las urnas que intentar conseguirlo en la calle cuando aquellas te dan la espalda. Algo de esto le pasa al PSOE.