Reformar la reforma

Se está estrechando el cerco. Si antes, en los añorados tiempos del insensato despilfarro, era un círculo vicioso ahora se ha convertido en una bota malaya que nos impide dar un paso. La catastrófica jornada del lunes en los mercados financieros huele a vísperas y estamos preparados para lo malo, pero no para lo peor. Los políticos griegos no son capaces de formar gobierno. Debieran aprender de nosotros, que hemos mostrado una gran capacidad para formar gobiernos malos y pésimos y seguir hablando de la prima de riesgo como si no fuera de la familia y de las autonomías como si no fueran parte de España. Siempre hay alguien que está en una situación más lamentable. A ellos les queda Sócrates y a nosotros José Tomás, que va a reaparecer en Badajoz. No sabemos si llevará razón la señora Merkel o el señor Hollande

Aunque no se puedan ver, se han visto en Berlín para contrastar sus puntos de vista. El francés cree que lo primero que hay que hacer es estimular el crecimiento, pero la alemana está convencida de que lo fundamental es pagar el déficit y seguir ahorrando. Entre las dos estrategias ¿qué puede hacer Luis de Guindos, que ya ha hecho más de lo que puede? Hacienda, que somos todos los pobres, amenaza con ponerle un telescopio a las cuentas de seis comunidades y está dispuesta a poner a régimen al enfermo, aunque palme de inanición, que hay que comer todos los días y solo se muere una vez. ¿Llevaríamos mejor los infortunios si nos lleváramos bien? Habría que preguntárselo a Cascos, que es ex de muchas cosas y ahora presidente en funciones del Principado. Acusa a Hacienda ante Bruselas de dar datos falsos sobre Asturias, que es su patria querida. También la mía, que tengo varias. ¿Cómo ser de un solo sitio sin ser definitivamente tonto?