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Publicado por
FELIPE RAMOS
León

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Llegó, vio y se fue. Porque vencer, lo que se dice vencer no lo hizo y convencer, tampoco, porque el séquito que le acompañaba ya venía convencido de casa. El presidente de Feve, el hijísimo de Mayor Oreja, está claro que prefiere hacer oídos sordos y no responder a ninguna de las dudas que él solito y toda su tropa de advenedizos han sembrado sobre el proyecto de integración de Feve a su paso por León.

Casi antes de aterrizar se cargó el ramal al hospital, pese a que ya estaba en obras y que vendría a dar servicio a todos esos leoneses de Cistierna, La Robla y otras poblaciones que, por necesidad no por placer, se ven obligados a venir al Hospital. Vamos que ese ramal cumplía una función de servicio público, ese que ha caído en desgracia desde la llegada del PP a todos los gobiernos.

No contento con eso, liquidó de un plumazo los tranvías, también construidos y que ya estaban preparados para venir a León, y decidió, porque sí, que los venderá a Latinoamérica o a donde sea. Y ya puestos, ¿para qué una catenaria y la electrificación? No, no. A León le basta con unos trenes diésel y porque no los hay de carbón, al que también el Gobierno de los populares han decido darle la puntilla final.

Pero eso sí, el hijo de Oreja mantiene intacto el proyecto de integración y la inversión que se está llevando a cabo en Bilbao, para donde está visto que sí que hay dinero y no llegan los recortes. Mira, como en Galicia con el AVE.

Y en éstas, el ínclito que ahora dirige la vía estrecha se atreve a venir a León a escondidas, de tapadillo, a hurtadillas para visitar unas obras que él mismo se ha encargado de mutilar. Pero, para que no se sintiera solo, ahí estaba el alcalde de León que presto y raudo se postró a los pies de Oreja, cual Piqué ante el presidente Bush, y lejos de reinvidicar y pedir aquello que León merece, se dedicó a acompañarlo en su paseo matutino. Sólo le faltó la sombrilla para protegerlo del sol.

El señor Oreja debe saber que León y los leoneses merecen un respeto. Pero si él, en su prepotencia y arrogancia, se permite el lujo de ningunearlos, el alcalde debe ponerlo en su sitio y exigirle explicaciones. Pero está claro, que Emilio Gutiérrez hace mucho tiempo que decidió ser sumiso con su Gobierno y ante cualquier polémica hacer mutis por el foro.