LA 5.ª ESQUINA
El mundo como supermercado
Dicen que en España se publica mucho y se lee poco. Puede ser. Las librerías andan sobradas de ejemplares, como los supermercados de comida, olvidando que la literatura es una de esas cosas que deben apreciarse despacio. En nuestra sociedad, maltratada por especuladores y tecnócratas, la aceleración de las sensaciones y percepciones viene provocada por la lógica del hipermercado, como sentencia el poeta francés Houellebecq. El mundo es un gran supermercado donde si te detienes, si dejas de meter en el carro, dejas de existir. Cuanto más avanzas por los pasillos, cuanta más voracidad muestras en el consumo, menos tienes que decir y nada (o muy poco) te invita a la relación con los demás.
Esta crisis, una más en el planeta de los simios, agudiza muchas caídas, incluyendo las ventas de libros, así como el porcentaje de devoluciones a las editoriales. Todos estamos subyugados por la política de los supermercados, mientras que la verdadera riqueza se sustenta siempre en la calidad y no en la cantidad. En Astorga, el filósofo Savater recordaba con acierto que «la base para salir de la crisis es la educación de nuestros hijos», que no deben estar entrenados solo para generar ingresos, sino para ser capaces de construir sociedades verdaderamente democráticas.
Bajo este panorama de la confusión, llegan a las librerías valiosos textos, aunque no vengan arropados por la campaña de marketing habitual para los autores de moda. La editorial Gadir recupera la obra de Ramón Carnicer, Donde las Hurdes se llaman Cabrera (se trata de la séptima edición), cuando se cumple el 50 aniversario de su viaje por aquellas tierras inhóspitas, pero cargadas de solidaridad, de afectos y de valiosa cultura oral. El diario El País , en su suplemento Babelia del fin de semana pasado, publica un elogioso artículo de dicha obra, considerándola uno «de los más notables libros de viajes españoles de la segunda mitad del siglo XX», donde su autor relata —con un discurso de gran calidad literaria— el fulgor vital de las zonas olvidadas.
Las editoriales Gadir y Cálamo, han recuperado dos libros de viajes de Carnicer que reflejan con precisión los dos mundos antagónicos que vivimos: el urbano, bajo la neurosis publicitaria y el rural, sin efectos secundarios. En las megalópolis como Nueva York, la publicidad lo domina todo. Tienes que desear y ser deseado. Tienes que competir, triunfar, arrollar. «Si te quedas atrás estás muerto». Sin embargo, el viajero Carnicer, que anduvo por medio mundo, dijo de Cabrera que no había en España «una comarca semejante en que pudiera uno aprender tantas cosas»… Había que hacer algo.