Juzgado de Astorga

Mi tío Jaime Barrero fue secretario del juzgado de Astorga. Ya no recuerdo bien de qué juzgado, pero sí lo recuerdo trabajando en su casa los domingos, cuando yo iba a verle.

Él era gallego, de Navia de Suarna, calvo y elegante. Un sesentón distinguido e irónico, mecanografiando oficios en el comedor de su casa. La máquina de escribir sobre una silla, los legajos por el sofá, el trabajo noble del funcionario que gana poco y rinde mucho.

Ahora hay un litigio con este juzgado. Y con el de La Bañeza. Porque el Consejo del Poder Judicial quiere fundir los dos en uno, algo que es muy duro para las ciudades implicadas, aunque sea ahorrativo y razonable. O parezca que lo es.

En una primera aproximación a los hechos, cabe pensar que, de tener que suprimirse uno de los dos juzgados, lo más lógico sería que fuese el de La Bañeza. A esa conclusión nos llevaría valorar que Astorga tiene más población, aunque poca, y que es una ciudad mejor comunicada. También que es una de las urbes más hermosas e históricas de la mitad norte de España.

Pero no es menos cierto que La Bañeza es una población que ha sabido encontrar su sitio por méritos propios en la historia provincial y regional, sin apoyos eclesiásticos, políticos o militares. Una ciudad más humilde, pero muy activa, abierta, emprendedora y meritoria. Una ciudad de ríos y negocios.

¿Qué hacer? Yo creo que a veces el frío legislador o perpetrador caprichoso que está en Madrid desconoce las consecuencias de sus decisiones. Porque lo más razonable es que tanto Astorga como La Bañeza continúen con sus juzgados.

Tal vez se pueda ampliar un poco el ámbito de una jurisdicción y de la otra, no lo sé. A costa de León, claro. Pero León tiene ya una extensión enorme en el nuevo diseño que elimina los partidos judiciales de Villablino y Sahagún, dos villas estupendas pero, claro, más pequeñas que Astorga o La Bañeza.

Si hay buena voluntad y un punto de cordura generosa, La Bañeza debe superar este compromiso. Y digo La Bañeza porque sería la ciudad perjudicada, muy probablemente.

No sé lo que se puede ahorrar unificando ambos juzgados, seguro que es una cifra no desdeñable. Pero es mayor el perjuicio que se causa a la ciudadanía, a la postre. Porque perder un juzgado es perder mucho más que un juzgado. Las consecuencias no solo las sufrirán abogados y procuradores, también empresarios de la hostelería y otros. Y los diez mil habitantes de La Bañeza, que no es poco.

Y vuelvo a recordar a mi tío Jaime, ahora entrando en el juzgado, en un atardecer ya nocturno del otoño de 1969. Entonces la sede, modestísima, estaba en una planta baja, frente al palacio de Gaudí. En una Astorga resignada y franquista. Descuidada y bella.