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VICTORIA LAFORA
León

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Es cierto que la situación económica es catastrófica, que el descrédito de las principales instituciones del país no puede ir más lejos, que no funciona ni el Gobierno, ni el Consejo General del Poder Judicial, que aquí nadie da explicaciones de casos tan clamorosos como Bankia o los dispendios de Dívar. ¿Pero, por qué tanto comedimiento en la labor de oposición del PSOE?

Una cosa es tener sentido de Estado y otra muy diferente comulgar con ruedas de molino. Si Rubalcaba piensa que su moderación va a permitir unas mejores relaciones con Rajoy es como para dudar de si ha aprendido algo en todos los años que lleva en política. El PP nunca agradece nada y, es más, estos días hicieron correr el rumor de que el PSOE estaba detrás de la denuncia contra Dívar. Sin embargo, con una falta de sensibilidad notable ante la indignación ciudadana por el escándalo de sus interminables fines de semana en Marbella, el PSOE ha votado con el PP en contra de la comparecencia en el Congreso del presidente del Supremo.

Al final, los ciudadanos, que le han perdido el respeto a la clase política, han decidido sustituirles en la exigencia de responsabilidades ante casos tan clamorosos como el de Carlos Dívar. En un hecho sin precedentes, más de mil trescientos contribuyentes colapsaran el servicio de atención del CGPJ exigiendo su dimisión.

Otro tanto ocurre con el agujero contable de Bankia. Nadie entiende por qué Rubalcaba no denuncia la vergüenza que supone el veto del PP a una comisión de investigación. Incluso diputados del grupo parlamentario socialista le han pedido que la exija, dado que tampoco van a comparecer los responsables de la nefasta gestión de la entidad bancaria. Y es que para Rajoy «no hay culpables en Bankia».

El mayor escándalo financiero de la crisis va a recibir carpetazo sin que los españoles, que van a pagar con sus impuestos los gastos de una intervención, sepan realmente qué ha sucedido, quién se ha quedado con el dinero y por qué un exdirectivo de Bankia, Aurelio Izquierdo, procedente de Bancaja (la que dependía del PP de Valencia) pretendía recibir catorce millones de indemnización, cuando la entidad está sin patrimonio dada la quiebra técnica de BFA.

¿El PSOE tampoco tiene nada que decir ante esto? ¿No son conscientes de la irritación que estos temas provocan en la calle? Se puede ser cómplice, por el silencio, de unas políticas tan nefastas que están llevando a España al borde del precipicio.

Así las cosas, no es de extrañar que el PP baje en las encuestas y que el PSOE, primer partido de la oposición, no suba.