EL RINCÓN
¿Los mercados? Que se pongan
Oiga, ¿están los mercados? Que se pongan.
—Hola, que quería decirles que si no pueden parar un ratito, que nos tienen locos y que, además, no se entiende lo que quieren ¿No pueden mandarnos una carta con sus peticiones? No, que no podemos más, que no tenemos ya ni para afilar los lápices del presidente, que estamos vendiendo las acciones de los bancos en el Rastro y que nos piden dinero por quedárselas, que los ministros van a tener que ir en el Metro y no saben dónde se coge.
—No, sí lo sabemos, pero podrían parar al menos unas semanas. Hasta después de las vacaciones. Y luego siguen. Para que De Guindos y Soraya se puedan ir de viaje por el mundo más tranquilos, porque cada vez que bajan del avión se llevan un sobresalto con la prima de riesgo.
—¿Un pacto de qué? Rajoy y Rubalcaba ya han quedado en verse un día de estos, pero como no saben quién tiene que llamar primero, pues nada.
—¿Qué hay que hacer más recortes y cerrar el Banco de España? Los de los recortes, pues va a ser que no, porque no queda. Lo del Banco, sin problemas, no se iba a notar nada. Para lo que sirve.
—¿Qué tenemos que meter más dinero en los bancos? No, pero si debemos hasta lo que vamos a comprar dentro de cincuenta años. Y además, cuando hemos metido dinero en los bancos, se atranca y no sale nada.
—¿Ustedes no conocen a Merkel? ¿No pueden hablar con ella a ver si nos deja en paz? ¿Ustedes creen que querría jugarse unos miles de millones con nosotros al mus?
—No al póker, no; al mus que es más barato y seguro que la ganamos.
Nos despertamos todos los días mirando a la prima de riesgo y el noventa por ciento de nosotros no sabe qué es ni qué significa. Culpamos de todo a los mercados, pero los mercados somos todos. Tenemos unos gobernantes, en España y en Europa, que nos deberían dirigir, pero que no saben ni dónde está la salida si es que la hay.
Oigan, si viviera Gila, presidente del Gobierno.