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León

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Visionarios Fandiño, Yanutolo y el Padre Eustoquio —que en paz descanse—. Visionario David Fernández, que removió Roma con Santiago para evitar que aquellos ministros de fin de siglo pasado del PP sacaran el destacamento del GRS de La Virgen del Camino. Merecía el alcalde de Valverde, ahora enrolado a la diestra de donde estaba, más reconocimiento que una mención en la inauguración del cuartelillo por su aportación estratégica. Parece injusto que el regidor no salga en los créditos del programa de ahorro del Ministerio del Interior, imposible en el caso de que tuviera que desplazar a los agentes a los tajos de la montaña leonesa desde aquel otro emplazamiento que llegó a idear un director general del cuerpo, que supuso que ese nuevo cuartel de la barriada de La Virgen iba a lucir como en ningún otro sitio a las orillas del Tormes. (No viene al caso, pero aquel alto cargo era de Valladolid). Al final ganó la teoría del alcalde virginiano, y el GRS se ubicó igual que las universidades: donde hace falta. De otra manera, en el último mes hubiera sido necesario imprimir billetes de quinientos para costear el trasiego de los guardias al reparto diario de ostias en la contrata esa que les ha salido camino de Galicia y Asturias y en esa otra Numancia que es Ciñera.

Llegan los GRS a las barricadas, se abren los Nissan Patrol y la adrenalina se desparrama entre los dientes y puños como única respuesta al problema. Resulta evidente que el humo negro del negro futuro que le espera a León con la mina de cuerpo presente no irrita los ojos de Rajoy, ni ablanda su corazón de estadista con tijeras. Y menos la plácida vida que se le supone a su ministro de Industria y Energía, al que no se le espera por aquí ni para animar a sus vecinos tinerfeños en su intento de ascender en Ponferrada. Parece que al Gobierno, escoltado por periodistas pretorianos de los periódicos alineados con su causa, le importa esta revuelta minera lo mismo que salvar el único rescoldo que le queda al norte de León: o sea, nada. Hasta el esdrújulo Zapatero disimuló más interés en aquellos conatos de hoguera que cerró el verano del 2010, al elevar a cuestión de Estado la respuesta a la minería el mismo día que la TVE independiente y libre sacó a Victorino Alonso en el Parte de las 3 vestido de timador y por una causa pendiente con Hacienda de la época en la que Boyer no había conocido aún a la Preisler.

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