Ana Moya

Ya echó el telón el taller La metodología del proyecto , dirigido por Antoni Muntadas y celebrado en el Musac, un espacio de última generación siempre atento a los guiños de lo contemporáneo. Entre el grupo de jóvenes creadores que han participado en el proyecto voy a resaltar el trabajo de una de sus integrantes: Ana Moya, una artista de Úbeda que ha traído un soplo del duende y el embrujo andaluz a nuestra más bien arisca ciudad. Es licenciada en Bellas Artes y su formación profesional la completó en la Universidad Pontificia de Valparaíso (Chile). Además, Ana ha participado en distintos seminarios y exposiciones, mientras que su imaginativa obra fue seleccionada en varios certámenes, como el convocado por la Fundación Carriegos en el año 2007.

Su proyecto, titulado Plato único , se centra en todo el universo de ceremonias y costumbres que envuelven al acto de comer, símbolo de la cultura de un pueblo que se vincula inexorablemente a los acontecimientos vividos a lo largo de la historia en un lugar como nuestra capital. La comida, elemento substancial para la subsistencia del ser humano y susceptible de múltiples transformaciones económicas, ha sufrido desde su origen cambios significativos en cuanto a su distribución se refiere. Por ello, y atenta a los usos del lugar, ha trazado una ruta que concreta la antigua ubicación de algunos de los puntos destinados al control de alimentos: alcabalas, consumos y fielatos que instalados a la entrada de la ciudad conformaban un cerco que rodeaba la población. El proyecto construye un diálogo partiendo de hechos y resortes que, tanto en épocas anteriores como en la actualidad, influyen directamente en la definición del territorio. En definitiva, una exploración del entorno que partiendo de registros, documentos y ubicaciones nos permite reconsiderar León a partir del abanico de sabores que figuran en su mapa gustativo.