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Publicado por
Máximo Soto Calvo. Asociación pro Identidad Leonesa
León

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El Consistorio actual trata de defenestrarla. Los leonesitas no podemos aceptar tan vil aniquilación. Pero hay algo más, si al ciudadano leonés en general, preocupado sin duda por la coyuntura económica, se le explica que para el normal desenvolvimiento de ésta, que en esencia defiende la cultura leonesa, nuestra personalidad, no es necesario en cada momento una programación costosa, sino buena voluntad según los medios disponibles, sin duda se unirá con marcada decisión a la negativa propuesta.

El pueblo leonés que sabe vivir sus tradiciones como un modo eficaz, aunque elemental, de alentarlas o disfrutarlas, que a eso se prestan, no debe ceñir su papel tan solo a esto, debe ir más allá involucrándose en defensa de su personalidad cultural, de la que aquéllas forman parte. En este contexto es imprescindible la Fundación, un arma eficaz, impagable como la voz de un pueblo que quiere pervivir, a no ser que el PP capitalino, en labores municipales, pretenda terminar de hundir en la miseria del olvido al pueblo leonés, del que parecen renegar.

Si con los fondos actuales de la Fundación, 35.632 euros de remanente por haberla tenido en dique seco, olvidando la «promoción y difusión de la cultura leonesa dentro y fuera de nuestras fronteras», su cometido más puro, también se traspasan a la Concejalía municipal de Cultura las funciones que a aquélla le son propias, estarán municipalizando un bien cultural de todos los leoneses, ¡de todos!, localizándolo en León capital, cuando lo ambicioso de su articulado iba mucho más allá de las fronteras capitalinas. Limitan funciones, inutilizan postulados, y se congratulan con la facción castellana del ente, controladora de todo. Eso, y no otra cosa, hacen quienes en el gobierno municipal de hoy optan por destruirla.

Mantener vivo el espíritu de lo leonés, desde los bien diseñados postulados de la Fundación, ni es costoso ni una carga gravosa. Es más, debería ser un galardón para los políticos que en labores municipales han de conciliar al pueblo de León, parte de ése que, autonómicamente, está siendo, con su participación, por defecto u omisión, conducido por la senda castellana hacia su anulación. Claro que ellos, con estas actuaciones que ocultan tan dañina y solapada intencionalidad, se congracian con sus jefes de la Comunidad.

He estado aludiendo a la parte política consistorial que domina actualmente el consistorio, de la misma mano de la que controla la Diputación, donde han sabido no poner en vigor otra Fundación, Cortes de León, con cuyo anuncio nos engañaron un tiempo. ¡Cómo no pensar que unos y otros parecen estar al servicio y mandato del ente!

Respecto a los dirigentes municipales anteriores, un «equipo» compuesto por socialistas y leonesistas, promotores de la Fundación, ésa que, en su momento y a la vista de los Estatutos, los fines y los propósitos, califiqué de «ambicioso proyecto con intención de perdurar», incluso temiendo quedarme corto en la apreciación, hoy les digo que no pueden dejar impune la extinción propuesta por sus sucesores. Nos lo deben a los leoneses.

Aprovecho la ocasión para formularles un pregunta: ¿Dónde está el documental La Cuna del Parlamentarismo , aquel filmado para el 1.100 aniversario del nacimiento del Reino, en el 2010, de la mano y creación de Juan Pedro Aparicio? Si está en posesión del ente autonómico, bajo control de la Fundación Siglo o de nuestro verdugo histórico cultural La Fundación Villalar, es hora de que se deposite en León; pero no nos vale de cualquier manera, como quien entrega un CD del top manta, se hace necesaria una amplia difusión del acto de entrega, no en balde es un legado que pertenece al actual pueblo leonés.

El paño, por excelente que sea su calidad, en el arca no se vende, y menos si está en poder de quienes pretenden controlarnos. O porque les interesa ocultar tan rotunda efeméride lo guardan, dado que su contenido histórico molesta que les rebase, y es mejor que duerma el sueño de los justos, de los inocentes, de los callados, de los…

Los socialistas leoneses, después de la gran manifestación de 1984, la de León si Castilla, y de haber lucido la sugerente pancarta: «Somos socialistas pero antes leonesistas», entraron en una dinámica de obediencia a los autonomistas de su color político en el ente, peligrosa para León; en tanto con poco esfuerzo se tragaban letra y compromiso. Aunque, a ráfagas, cuando la tranquilidad política se lo permitía, surgían voces de sonido leonesista; o incluso adoptaban poses de rebeldía en temas puntuales, a caso para la galería; voces que hacían resonar en los oídos leoneses como reivindicativas.

Tener activa la Fundación, aun cuando sea tan solo a demanda, con un mínimo de dignidad cultural leonesa, y en atención al primigenio compromiso adquirido con los leoneses, no es otra cosa que la justa reivindicación de nuestra personalidad histórica y social diferenciada. Podemos llamar a esto leonesismo, al ánima que debía alentar la Fundación, leonesidad; o si lo prefieren tan sólo compromiso con lo leonés, que no es poco. Los leoneses se lo demandamos hoy, la historia lo hará mañana. Mi exclamación final no puede ser otra que ¡La Fundación León Real vive!

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