Esteban Vicente

El Museo Esteban Vicente cierra en septiembre. El palacio que custodia el legado del artista segoviano acumula un déficit de 125.00 euros, deuda que ha obligado a su directora, Ana Martínez Aguilar —cada paso, un gazapo— a presentar un expediente de regulación de empleo y el cese temporal de actividades. De momento, Aguilar dice que pasarán varios meses antes de que el museo vuelva a abrirse. Varios es muy parecido a muchos pero tiene menos carga de intensidad. Aguilar podría haber dicho unos meses, pero ha preferido decir varios y con ese varios lo que en realidad parece sugerir es que no sabe si el cierre es definitivo o sólo perpetuo. La realidad es que la recesión ha entrado en los museos como un tsunami. Tras invertir en ellos de manera colosal durante años, puede que el Esteban Vicente sea el primer naipe en caer y que poco a poco el castillo se desmorone, o puede que se mantenga la consigna de que la programación cultural sigue en marcha aunque sólo sea una ficción y la ilusión se acabe al traspasar el umbral.

No resulta fácil ponderar hasta qué punto es tolerable subvencionar cultura cuando once millones de personas viven en la pobreza, cuando —según datos de Unicef— sólo países como Rumanía, Bulgaria y Letonia tienen más niños en riesgo de exclusión social que España. Puede que el dinero sólo tenga que llegar a los grandes centros artísticos y que el resto tenga que afrontar un horizonte de oscuridad a la espera de tiempos mejores. Sí, puede que la catástrofe nacional sea de tal envergadura que cultural y superfluo puedan utilizarse ya como sinónimos, pero hay que hablar claro. No puede ser que Las Médulas tenga un presupuesto de 1.500 euros —la broma no tiene gracia y califica a quien la propone— y no, no puede ser que se hipoteque a larguísimo la salvación de la Catedral de León.

No puede ser que se camuflen las cifras de un museo que, recordemos, es la insignia de la comunidad y nació para resarcir a la provincia frente al agravio comparativo que ha venido sufriendo frente a las capitales castellanas. No puede ser que se diga que el Musac tiene un presupuesto de 4,1 millones cuando la realidad es que puede que casi tres se destinen a pagar una deuda contraída con la extinta Gesturcal, ahora ADE Parques. Y si puede ser, digan claramente que el patrimonio y la cultura no tienen ya razón de ser en esta provincia, como casi todo.