Diario de León

ASUNTOS INTERNOS

Gestos ejemplares

Publicado por
J.A. GUNDÍN
León

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Estragado por una bronca actualidad que no da tregua ni respiro, suelo demorarme en las noticias que, con nombres y apellidos, nos avisan de conductas ejemplares y nos reconcilian con la condición humana. No abundan, desde luego, pero con el tiempo, se desarrolla la intuición del buscador de perlas y, como tal, se celebra cada hallazgo como un triunfo memorable. En la última semana ha habido suerte y he contabilizado dos capturas de grueso calibre. La primera responde al nombre de Francisco Xavier Carballeda, que se desempeña como director de una oficina de Bankia en Cataluña. Su nombre saltó a los periódicos por un gesto tan inusual como pedir perdón en público por no haber hecho bien su trabajo. Es decir, por haber convencido a sus clientes de que compraran acciones preferentes del banco sin informarles de la letra pequeña. Obró mal y así lo reconoció ante la asamblea de accionistas con una honradez ejemplar. Nadie le secundó, y menos los altos ejecutivos que trasmitieron la orden de vender preferentes como fuera y a quien fuera.

La segunda perla pescada en el turbulento maremágnum de los periódicos de esta semana pertenece a nuestra tierra. Se trata de Paula Berta Centeno, es maestra desde hace 35 años y ha ejercido su magisterio en el colegio público Jesús Maestro, de la localidad de Cuatrovientos, municipio de Ponferrada. No conozco a doña Paula, pero no me cuesta imaginarla como eran doña María o don Gabino, admirables maestros que tuvieron el tormento de desasnarme y yo la fortuna de caer bajo su jurisdicción. Eran personas íntegras y entregadas apasionadamente a su vocación, de la que no esperaban más recompensa que ver a sus alumnos crecer y prosperar. Eran maestros de vida que imbuían valores morales antes que conocimientos a granel. Algo así me figuro a doña Paula por un gesto que le honra. Sus compañeros quisieron rendirle tributo y propusieron que en adelante el colegio llevara su nombre. Pero ella rechazó el honor con un argumento impecable: ella no era más que una maestra entre otros muchos que han hecho del Jesús Maestro un proyecto educativo. En la carta que dirigió a sus colegas, publicada por este periódico, no hay falsa modestia ni dobleces, sólo la reafirmación de unas convicciones pedagógicas que han inspirado toda una vida dentro y fuera de las aulas. Chapó a los dos.

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