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camino gallego
León

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Han pasado casi treinta y dos años desde que naciera un club modesto y modélico donde los haya que se llamó Club Baloncesto León, que elevó la categoría de la canasta provincial a cotas entonces impensables y que paseó con honor y con orgullo el nombre de León por toda España y por las principales ciudades europeas, enfrentándose a los grandes sin complejos y con dignidad.

El buen trabajo que siempre se realizó en los despachos de este club leonés, que llegó a contar con varios miles de socios en cifra nunca igualada por ningún otro club de la provincia, se traducía lógicamente en la cancha y así el equipo podía plantar cara y ganar a cualquier grande: el Barcelona y el Madrid de Sabonis salieron derrotados del Palacio de Deportes, convertido en un fortín donde el tractor amarillo empujaba al equipo, que respondía con su característica garra, al punto que fueron muchas las ocasiones en que los jugadores en piña en el centro de la cancha fueron ovacionados al final, a pesar de haber perdido, en prueba de gratitud por su entrega, lucha y entusiasmo.

Pero igual que se lamentaba el anónimo cronista de que el “buen vasallo”no tuviese “buen señor”, así nos hemos tenido que lamentar los seguidores de Baloncesto León, que lograba éxitos en la cancha, pero en lo económico iba metiéndose en un pozo que ha terminado por ser su tumba.

Escribí hace tres semanas mi lamento de que este buen club no encontrara la tabla de salvación, porque sus propietarios le han llevado a la desaparición. Y un buen amigo me dijo que le había gustado mi columna, pero que no hablaba en ella de los auténticos culpables. Reconocí que tenía razón, pero le expliqué que aunque Agelco se había implicado con el club y ciertamente de esos polvos han llegado estos lodos, porque el pufo que resultó ser esa asociación y el pufo que dejó en todo cuanto tocó (tanto en el tema inmobiliario, como aéreo e incluso de ahorro) fue el comienzo de las arenas movedizas que le han tragado. La puntilla se la ha dado el Ayuntamiento, hoy socio mayoritario de la entidad que compró a Agelco.

Y cuando la política se mete en algo acaba siendo un desastre. Los equipos de la capital lo sufren y desde que entraron los políticos en sus consejos de administración todo fue manga por hombro. Y así, entre todos, lo hemos dejado morir ¡Baloncesto León ha muerto. Viva la Fundación!