Dos crímenes, justicia y un deseo compartido

La Audiencia Provincial de León juzga hoy y mañana a los acusados por el crimen de la joyera Marta Villayandre y justamente una semana después, el martes 17, se celebrará la audiencia previa por la muerte a palos del joven dominicano Inocencio Montero en las calles del barrio del Temple, en Ponferrada.

Los dos casos conmocionaron profundamente a la sociedad leonesa por, más allá de la suerte de las víctimas, la dureza con que se desarrollaron. Pero hay más paralelismos. Por ejemplo en las dificultades para cerrar la investigación, que en el caso de Ponferrada concluyó tras la entrega voluntaria del séptimo imputado, en busca y captura aunque cercado ya por la policía, y en el de la joyera por la tardanza —13 días— en la localización del cuerpo sin vida arrojado a un barranco en el puerto de Pajares. Y una más, todos los imputados, salvo uno de los once, son inmigrantes colombianos, una circunstancia que no debería ir más allá en la consideración social que la de mera coincidencia.

Se juzgará a personas concretas por hechos concretos y hacer juicios paralelos sobre colectivos en estas y en cualquier otra situación es socialmente insano —xenófobo— y sobre todo profundamente injusto. Es sabido que la Justicia sólo puede —y debe— estar a la altura de la Justicia y nunca a la del dolor por las víctimas, sobre todo el de las infelices familias que desean ejemplaridad en las sentencias. Ojalá sean reconfortantes para ellas y tranquilizadoras para la sociedad. Es lo menos que se puede esperar.