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Publicado por
manuel alcántara
León

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La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, en vista de su escaso éxito en la lucha contra el enemigo verdadero, ha criticado duramente a los únicos que nos han proporcionado un júbilo colectivo. Creen que los jugadores de la selección española, también conocida por ‘La Roja’, se pusieron morados el día de la celebración de su éxito. Los puritanos exacerbados son una secta peligrosísima. Por fortuna no abunda en seguidores, pero los que haya suelen ponerse muy pesados. Ahora les ha parecido mal que nuestros heroicos futbolistas, recibidos en loor de multitud después de ganar la Eurocopa, se tomaran varias copitas. Sin duda querían que los brindis los hubieran hecho con una mezcla de agua mineral sin gas y otra con agua con gas. Al fin y al cabo ese cóctel tiene el mismo color que el dry Martini.

El director general de FAD considera que los campeones se excedieron en su alegría, como si la alegría tuviese que tener un comedimiento más exigente que la pena, y cree que alguien del entorno, que un árbitro o un juez de línea, que es como antes se llamaban los árbitros auxiliares, «debieron haberles avisado». ¿Avisado de qué? No ofendieron a nadie con su contento. Al revés: lo hicieron extensible. Ignoran los tétricos puritanos que alardear de la virtud es un vicio peor que otro cualquiera. También desconocen el salmo bíblico que afirma que «el vino alegra el corazón del hombre». Los críticos, que no tienen piedad ni siquiera con sus congénres, no desperdician ninguna ocasión. Tampoco en tiempos de Jesús de Nazaret. En el Evangelio de San Lucas, creo que es en el de San Lucas, puede leerse cómo los hipócritas de la época criticaron a Cristo. «¿Quién es ese hombre, comedor y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores?»

No respetaron ni a Dios y no hay que pedirles que respeten a los futbolistas, que son los dioses de nuestro tiempo, pero no hay que hacerles caso.