El consorcio está obligado a explicarse

León ha vivido tristes experiencias que le obligan a estar en guardia en todo lo que tiene que ver con el aeropuerto. León lo tiene todo, una infraestructura de primera para atraer a compañías de primera y un consorcio, con el dinero necesario para que aterricen esas compañías.

Pero eso no significa que se pueda imponer el todo vale. La llegada de la burgalesa Good Fly al aeropuerto leonés supone un soplo de aire fresco, que le permite salir del letargo en el que lo había sumido la casi marcha de Air Nostrum, tras cancelar sus vuelos regulares salvo el de Barcelona, al que también suprimió frecuencias. Pero Good Fly debe saber que los contratos están para cumplirlos. Es cierto, y así lo dice el consorcio y la propia aerolínea, que este contrato no se firmará hasta el próximo día 15, pero no lo es menos que en la oferta de vuelos que la compañía aérea presentó, y con la que ganó el concurso del consorcio, incluyó la ruta a Reus, además como una de sus mejoras.

Ésta fue una de las razones por las que ganó el concurso, no la única eso sí, y ahora el consorcio debe actuar con rigor y ser muy escrupuloso, porque detrás de ese concurso están más de 700.000 euros de subvención de dinero público. Un rigor que se impone toda vez que la propia aerolínea burgalesa ya ha anunciado que no va a poner en marcha ese vuelo y que lo sustituirá ahora con más frecuencias en su ruta a Barcelona.

Será así, pero el consorcio debe explicarse y obligar a Good Fly a explicar con claridad, la misma con la que antes anunció que sí, por qué no volará a Reus.