El Gobierno debe oír el clamor de los mineros

19 días de Marcha Negra hacia Madrid. 52 días encerrados bajo tierra. Estas, y otras muchas, son las credenciales con las que los mineros se presentarán hoy ante el Ministerio de Industria en la capital de España. Y lo harán sólo con un único fin: que negocie, que Industria salga de su cerrazón y les permita dialogar y explicar qué es y qué supone la minería para el país.

Nunca antes, bueno sí hace 20 años y también por los mineros, se había vivido en este país una defensa tan noble y pacífica de un trabajo, de un sector que todavía hoy genera riqueza, de unas comarcas y de unos territorios, que de consumarse el drástrico recorte del 63% del que no se baja el ministro José Manuel Soria se verán condenados a una muerte lenta.

Los mineros llegan a Madrid y hoy se plantarán ante Industria para hacerse oír. Y lo harán pacíficamente, que nadie lo dude, como ya lo demostraron ayer durante su marcha nocturna hacia la Puerta del Sol.

Fortaleza y nobleza. Ese es el espíritu de los mineros y de las cuencas que defienden. Nobleza para exigir lo que es justo y fortaleza para defender su futuro y el de sus familias.

El ministro Soria sigue en sus trece y trata de desviar la atención, pero el Gobierno no debe, no puede mirar hacia otro lado. El Ejecutivo, con su presidente Mariano Rajoy a la cabeza, está obligado a escuchar y a atender el clamor que llega de las cuencas y que hoy los mineros le van a hacer vivir en primera persona. En su mano está.