LA VELETA
El victimismo
El presidente de la Generalitat de Cataluña, el convergente Artur Más, no ha tenido otra ocurrencia que hacer un llamamiento a la rebelión al resto de autonomías ante lo que entiende que es un trato injusto por parte del Gobierno de Rajoy al negarse a reducir el objetivo de déficit de las comunidades autónomas. Junto a este llamamiento, Mas ha planteado, y perdón por la reiteración, mas pulsos: adelantar las elecciones si el Gobierno Central decide intervenir Cataluña y, por supuesto, dejar de apoyar al ejecutivo del PP en Madrid.
La actitud de Mas no es que sea algo nuevo bajo el sol en esta España de diecisiete mini-estados autonómicos. Los nacionalistas de todo signo, con los catalanes a la cabeza, siempre han hecho del victimismo su principal seña de identidad. Para un partido como Convergencia i Unió que persigue la independencia de Cataluña, es decir, la separación de España, tiene cierta lógica que cuando vienen mal dadas para, como dirían en el lenguaje nacionalista, «el conjunto del Estado», se quieran desentender de la situación general de ese Estado al que pertenecen y centrarse exclusivamente en su limitado territorio. Eso es esencialmente el nacionalismo: egoísmo, insolidaridad, exclusión, cortedad de miras, pobreza de objetivos.
Ante eso, la actitud del centro derecha en España desde la transición política —y el Gobierno de Rajoy no está siendo una excepción— ha consistido en mostrarse contemporizador con CiU, intentando buscar una complicidad que a todas luces resulta imposible de lograr, porque para los nacionalistas de CiU, como en el caso del País Vasco, para los nacionalistas del PNV, el PP es visto en esas dos Comunidades Autónomas como alguien que no tiene el «label» de catalanes o vascos «puros». A pesar de esa actitud, el PP de Cataluña ha sacado las castañas del fuego al Gobierno de Artur Más al propiciar con su abstención que se pudieran aprobar en los dos últimos años los presupuestos presentados por el Gobierno de la Generalitat. Y en el caso del País Vasco, dentro de muy pocos meses veremos, si los resultados de las urnas lo permiten, como el PP vasco tendrá y caerá en la tentación de apoyar la investidura de un lehendakari del PNV, partido que como todo el mundo sabe tiene como objetivo la independencia de Euskadi.
Lo que Artur Más tendría que explicar, y también sus socios externos del PP de Cataluña, es como para el Gobierno de la Generalitat es mas importante mantener ocho canales de la televisión pública en dicha comunidad, que recortar en áreas tan básicas para los ciudadanos como la sanidad o la educación. Pero claro, eso es lo que pasa cuando se sacraliza la idea de nación, de país, por encima del concepto de persona individual y concreta. Y eso es lo que habitualmente hace el nacionalismo.