Un error de cálculo en el céntimo sanitario

La Junta, por boca de su consejera de Hacienda, anunciaba la decisión previamente insinuada de «reconsiderar la aplicación del céntimo sanitario», de manera que estudia ya diversas fórmulas que van desde la modificación a la devolución de su totalidad a los sectores profesionales, a los que se reembolsa la mitad. Es la consecuencia de algo previsible: la caída del consumo y, como consecuencia, también de la recaudación, que al final del año podría ser de 70 millones frente a los 100 previstos.

Le extraña a Pilar del Olmo que ese efecto se haya dado aquí «y no en otras autonomías» y, como sorprendida, lo atribuye a una «protesta» de los ciudadanos, cuando está implantado en nueve territorios. Porque el hecho de que no esté activado en los limítrofes ha dado lugar al llamado efecto frontera, que ha supuesto que por ejemplo en el País Vasco se disparen las ventas mientras en Castilla y León se hundan en la misma medida, asfixiando al sector.

Hay además de esos gravísimos perjuicios económicos, que ahondan en las desigualdades entre territorios y ciudadanos, un error de concepto en torno al mal llamado céntimo sanitario, porque no es un céntimo sino 4,8 más el IVA, es decir cinco céntimos muy largos. Y tampoco es sanitario porque no va destinado precisamente a la mejora del servicio ni a la investigación sanitaria de la comunidad. Es la experiencia que tienen en Cataluña, donde se aplica desde hace ya nueve años sin que ello haya supuesto una mejora de las prestaciones sanitarias, si no más bien todo lo contrario.