Adif, un gran patrimonio y un gasto injustificable

Toda la vieja estación, que es un edificio magnífico, el anejo que se utilizaba para oficinas y usos sociales de los trabajadores y, justo enfrente, un bajo de 1.500 metros en lo que era el histórico economato de Renfe. Es el patrimonio inmobiliario del que dispone el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en León. Y sin embargo la compañía tiene alquiladas varias oficinas en tres edificios del centro de León —Eras de Renueva, desde donde coordina la actividad, plaza de la Inmaculada y Legio VII— por las que paga una cantidad que se negó a revelar a este periódico.

No debe importarle mucho a sus máximos responsables, como tampoco el progresivo estado de abandono de la estación, un emblema para la ciudad y un patrimonio valiosísimo en el que la maleza empieza a borrar ya el entrañable paisaje ferroviario.

Tienen muy difícil justificación una y otra cosa, pero soportar esos gastos de alquiler, los que sean, en tiempos de severos ajustes del gasto público no parece razonable ni justo. Como tampoco lo es que no se utilicen unas instalaciones más amplias y también más operativas por proximidad. No vale la excusa de que la compañía se encuentra en un proceso de racionalización de los ámbitos de gestión, porque algunos de esos espacios llevan en desuso veinte años. Y ya puestos, tampoco parece razonable que, pese a adelgazar la estructura, Adif y Renfe mantengan en su nómina nada menos que 250 cargos de alta dirección si el resultado de la gestión es el que es.