La opinión del lector
El señor Mariano
Rajoy y los parados
Haciendo un ejercicio de cinismo, nuestro presidente don Mariano Rajoy, y después de imponer el recorte a las prestaciones de desempleo, argumenta que lo hace porque así nos molestamos más en buscar empleo, y mi pregunta es: ¿Dónde está el empleo? Porque muchísimas personas llevan más de dos años buscándolo y no lo encuentran. También se ha dicho que el parado se ha acomodado a la prestación. ¿Que prestación? si la media es de 800 euros y muchos cobran 400 euros, a lo que hay que descontar la subida de impuestos? La precariedad de estas prestaciones y la carga económica cada vez más grande soportada por los empleados públicos han sido la clave de la destrucción del consumo interno y eso no se soluciona quitando un poco a los que menos tienen, porque la recaudación pasa a ser menos, si no hay consumo no hay recaudación.
Usted se creó la película de que el que no tuviera trabajo se pusiera de autónomo, pues bien, yo he sido autónomo, el autónomo vive del asalariado, de las pequeñas empresas y de las administraciones públicas; si el asalariado no trabaja, no demanda y así pasa con la pequeña empresa y a su vez las administraciones publicas tardan en pagar dos años (entre otras cosas porque la ley de la morosidad es papel mojado), además luego te dicen que si quieres cobrar la factura les hagas una rebaja cuando mantienen amnistía fiscal por una miseria, entonces menudo chollo.
Reflexionando, perdonadme la comparación, creo que la crisis económica española es como una «diarrea» a la cual el señor Rajoy pretende curarla con un laxante. Por último hay una frase que le diría al señor Rajoy y es que puede ignorar la realidad, pero nunca podrá ignorar las consecuencias de ella.
El problema de este país
son las comunidades
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Mientras no se ataque el problema de las autonomías (verdadero cáncer económico de España), no se va a resolver el abismo de la deuda donde nos han metido los políticos. Es patente y palpable el ingente gasto que supone, para nosotros los contribuyentes, mantener diecisiete autonomías. Si queremos que España funcione, cree empleo, origen de la riqueza para repartir, hay que suprimir las autonomías y reducir las administraciones.