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León

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Cuidado, pulula por León —como mínimo— una mujer fatal. ‘El beso del sueño’ llaman a sus técnicas de seducción. Antes, un beso furtivo te incitaba a la siesta, todo un clásico español, ahora sólo al bostezo. ¡Adónde vamos a llegar, cómo se entere Julio Iglesias ya no da su concierto! El cantante ha sido nuestro besucón más internacional. Al parecer, la enigmática vampiresa, no contenta con hacerte dormir a deshoras, va y te desvalija. Analicemos la secuencia. Está usted en un bar y una desconocida le guiña un ojo; hasta aquí todo normal, a mí me ocurre todos los miércoles. Por educación, usted devuelve el parpadeo e inicia una conversación, pongamos que sobre la prima de riesgo; seguidamente, al calor de tan ardiente tema, la invita a una copa, como es costumbre, en la vida real y en las películas de James Bond. Entonces, tras los primeros sorbos que usted da a su bebida, en la que ella ha dejado caer unos polvitos, empieza a verlo todo borroso, mientras nota cómo la mano de la susodicha coge su cartera, y no para mirar la foto de las gemelas. ¿Es posible que se haya devaluado tanto el arte del acoso y derribo? ¡Si la Pícara Justina levantase su testa!

Estos timos pueden pasarle a cualquiera, se me dirá. A cualquiera, claro, que acostumbre a invitar a desconocidas en esos bares con nombres discretos, como Luxury o Foxy , mira que le gusta la letra equis al gremio; en Tasca Romualdo , el único que te atraca es el dueño, con la cuenta. ¿Y cómo será el porte de la amiga de lo ajeno? ¿Espartano, tal investigadora del CSIC? ¿Felliniano, como ejecutiva de Madame Ramona? Antes de invitar a un refrigerio a una mujer fatal debe exigirse el certificado de penales. Y sospeche si pide «un lingotazo de orujo», o si lleva un puñal en el canalillo. Blanco y en botella.

Pero hay muchas clases de besos del sueño. ¿Acaso no hemos permanecido todos, durante años, engatusados con la sociedad del bienestar y su labia somnífera? También, todo aquello que la banca dijo sentir por nosotros no era amor, sino interés. Pues eso, si una desconocida les guiña un ojo: precaución, amigo, conductor. Tras la cabezadita en el bar, su señora le mandará a dormir una larga temporada al sofá. A ver.