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Publicado por
CHARO ZARZALEJOS
León

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Pasado mañana, martes, el presidente Rajoy acude al Palacio de Marivent. Se da, así, continuidad a lo que ya es todo un rito de nuestra democracia y que como tal rito, mientras sea posible, hay que mantener. En este encuentro con el Rey, los sucesivos presidentes no es que hayan resuelto grandes asuntos. No es ésta la finalidad del rito en cuestión, pero, dadas las circunstancias, no sería sorprendente que al término de la conversación, sea Rajoy el que disipe algunas cuestiones que están calentando, y mucho, este agosto.

Hay que reconocer que el PSOE , en su tarea de oposición, lo ha sabido aprovechar realizando una política «preventiva» que ha calentado las redes sociales y es muy probable que haya contribuido a generar la preocupación que el Gobierno no se ha preocupado de aliviar. Excesiva la posición del PSOE y excesiva, por todo lo contrario, la posición del propio Ejecutivo.

No hay presidente conocido al que le guste que le marquen los tiempos, pero Rajoy es muy celoso del manejo de los mismos y es por ello por lo que, probablemente, el Gobierno guarda silencio ante el apremio del PSOE. No faltan estrategas en el PP que creen que aún cuando para ellos es una situación «incómoda», lo mejor que pueden hacer «es dejarles ir». Un partido con vocación de poder tiene que hacer oposición porque es su papel, pero no dedicarse a la agitación.

Ignoro si esta reflexión ha llegado a Rajoy, pero lo que si parece urgente y necesario es que el Gobierno aclare algunas cuestiones. ¿Es descabellado pensar que sea el propio Rajoy, en Mallorca, el encargado de hacerlo?. En principio no solo no es descabellado, sino que sería lo deseable.

Nos esperan semanas de intenso debate en las que el Ejecutivo debe tomar decisiones trascendentes para el futuro de nuestro país. Entre ellas la de si acudimos o no al llamado «rescate blando». El Gobierno no lo tiene claro, a día de hoy. Quiere negociar condiciones como ya está haciendo Monti, pero es más que probable que llegado al punto en el que estamos, a la mayoría de los ciudadanos los discursos en los que se habla de pérdida de soberanía, sumisión a Merkel, etc. les importe bien poco. Quieren soluciones y si con lo que tenemos no llegamos ¿qué alternativa real queda?. De esto, aunque sea por encima, es probable que el Rey y Rajoy hablen en Mallorca.