EN BLANCO
Andrea Lioci
En vista del rosario de infortunios que nos ha caído encima, con el incendio del edificio municipal como última y penosa novedad, parece que una plaga bíblica se ha cebado en el pueblo de León, por lo que seguramente algún día vendrá Dios a pedirnos disculpas. Mientras tanto, la quema del Ayuntamiento es un libro en el que aún faltan muchos capítulos por leer. Cambiando de tercio, pues ya aburre hablar todo el día sobre los cuatro jinetes del Apocalipsis que cabalgan a su antojo por el viejo y castigado solar leonés, voy a contarles la peripecia vital de Andrea Lioci, un muchacho italiano que ya forma parte del paisaje urbano capitalino. Nacido en Génova hace veintitantos años, pese a su corta edad ya ha protagonizado un listado de hechos y cosas admirables. Dueño de un estudio de grabación llamado Blackout Records, donde ha producido varios CD—LP, en 2007 fue contratado como técnico de sonido por Costa Cruceros, la compañía más importante y potente de Europa, pasando a convertirse en director teatral de los barcos.
Y así viviendo su particular versión de «Vacaciones en el mar», hechizado ante la sonrisa innumerable de las olas, se topó con Navora, una leonesa de armas tomar que le aplicó el protocolo habitual dentro del cliché milenario de chico conoce a chica. El artista genovés pensó que la muchacha estaba más rica que la sopa de su abuela, lío el petate y aquí se encuentra entre nosotros, a la espera del lanzamiento en Itunes, el 22 de agosto, de su nuevo single titulado «Kiticaga», en el que analiza la situación de confusión e indeferencia entre unos y otros que nos ha llevado justo hasta el borde del abismo. Confieso que soy un acérrimo ignorante en las prácticas musicales de última generación, pero algo tendrá el agua cuando la bendicen. A la espera de su salto al estrellato, Andrea se va empapando de las costumbres, placeres y rituales leoneses. Que no es mal cometido.