EL RINCÓN
Penúltimos preparativos
Todo está previsto para sentencia y en las próximas semanas el presidente, en vez de tomar el sol, tendrá que tomar decisiones. Es más que probable que le pida ayudas al fondo de rescate y al Banco Central Europeo porque solos no podemos con la carga.
No debe ignorar Rajoy algo que dijo Thomas Jefferson: «Nadie deja la presidencia con la misma reputación que lo llevó a ella». Cada nación espera en época electoral que surja la persona decisiva, capaz de salvar a todos, pero eso no es extraño: lo sorprendente es que creamos que esa criatura existe.
Las elecciones en España están lejos, pero el tiempo corre que se las pela cuando la gente está harta de que le tomen el pelo. Lo recomendable sigue siendo votar al candidato que haga menos promesas, ya que será el menos mentiroso, pero seguiremos teniendo que escoger entre los que se presenten.
Nuestro presidente solo ha defraudado a quienes creían que iba a cumplir su programa y en ese reducido grupo no figuraba él. Si ahora se ha reducido aún más no hay que culpar a Rajoy, sino a las circunstancias, que están para eso y nunca se quejan. La verdad es que no sabía la cuantía de la famosa «herencia recibida», pero sí sospecharla. Es muy difícil ser un gran hombre de Estado si no se ha sido antes. En este sentido todos lo que acceden al poder por vez primera son unos novatos.
El curso de los acontecimientos no se detiene y el Gobierno se prepara para hacernos más dura la caída. No es traidor el que avisa, pero puede ser un inútil, solo apto para aprobar o darle matrícula de honor a todos los ajustes.
Está muy mal tocar los impuestos, ya están bastante manoseados, pero lo intolerable es tocar las pensiones. Con los viejos no se juega porque ya no pueden correr ni saltar los charcos. Tampoco pueden manifestarse, ni sostener una pancarta con una mano llevando en la otra una garrota que sueña con tener contacto con las cabezas de los gobernantes. Para ver a qué suenan.