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Publicado por
PEDRO VICENTE
León

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Alrededor de estas fechas, últimos de agosto/primeros de septiembre, el nuevo curso político nacional se inauguraba oficiosamente en Castilla y León. En los años de esplendor de José María Aznar la legión de cargos públicos del PP castellano y leonés se veía obligada a poner súbito fin a su relax estival para acudir a la inexcusable cita de Quintanilla de Onésimo, donde el carismático líder popular, tras la ritual partida de dominó en el Bar Redondo, insuflaba ánimo a sus huestes a los postres de una concurridísima cena en un hotel de la Ribera del Duero.

Tras su salida del poder, Aznar dejó de aparecer por su la localidad que le había hecho hijo adoptivo, sin que desde entonces se le haya vuelto a ver el pelo por allí. La llegada de Zapatero a La Moncloa trasladó esa oficiosa apertura de curso a Rodiezmo, haciéndola coincidir con la fiesta minera astur-leonesa, tradicional encuentro de hermandad de la familia socialista.

Sin embargo, el ex presidente socialista no pudo completar su ciclo, ya que tras el bandazo dado a su política social en mayo de 2010, visto el consiguiente malestar de la UGT, hizo mutis por el foro de esa celebración minera.

Como no podía ser menos, Mariano Rajoy ha trasladado el acontecimiento a tierras gallegas, concretamente al castillo de Soutomaior, donde el próximo fin de semana dará el pistoletazo de salida, que a la vez será el de la cuenta atrás de las elecciones gallegas que Nuñez Feijóo acaba de adelantar para hacerlas coincidir con los comicios vascos. (Pese a disponer de mayoría absoluta en Galicia, el PP ha escarmentado en la cabeza ajena del socialista Touriño y ha adelantado las elecciones antes de que la marca popular siga perdiendo enteros electorales, ello incluso a costa de tener que renunciar a la reducción del número de diputados autonómicos que pretendía perpetrar el propio Feijóo).

En vísperas de que el mausoleo parlamentario recobre su actividad, en Castilla y León sigue la calma chicha a la espera de contemplar de qué forma el gobierno Herrera resuelve su difícil ecuación presupuestaria para 2013. Cómo se concreta esa subida de impuestos autonómicos (a excepción del «centímazo» sanitario, cuya reducción se da por descontada) y cómo se justifican los nuevos recortes en el gasto social a los que parecen haberse comprometido las comunidades gobernadas por el PP.

También en qué medida se mete la tijera en el llamado «sector público» (sociedades, entes, fundaciones y demás «chiringuitos» que tanto déficit publico han generado en pasados años) y si el gobierno autonómico es capaz de recuperar mínimamente la alicaída inversión pública y de implementar medidas de estímulo al crecimiento que obren el milagro de reactivar nuestra deprimida y deprimente economía.