Diario de León
Publicado por
manuel alcántara
León

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La doctora Angela Merkel, rubia y alemana, con muchos pájaros de cuenta bajo la piel, ha descubierto al fin el origen de nuestros reiterados males: muchos países no acarrearían deudas si otros no les hubiesen prestado dinero. El Bundesbank, cuya simple fonética es aterradora, ha advertido del riesgo que supone venderle algo a quienes no tienen nada. El arte del comercio consiste en llevar algo del sitio donde abunda al lugar donde escasea, pero hay que tener mucho ojo, ya que si lo que se transporta es dinero se corre el riesgo de perderlo de vista. La canciller respalda al presidente del terrible banco y a pesar de que tiene algún kilo de más se ha apresurado a correr para darle la razón y ha equiparado a España y a Italia con quienes sufren adicción a la cocaína. Sin duda el dinero es una sustancia estupefaciente pero es una manera de llamarnos drogatas.

Se suele confundir la metáforo, palabra en griego que significa traslación, con cualquier tipo de comparaciones más o menos afortunadas, pero las metáforas de verdad no establecen semejanzas: revelan identidades secretas. ¿Será verdad que nos hemos acostumbrado a ingerir productos que alteran nuestra naturaleza, que venía siendo, desde siempre, la de pobres? Ya se sabe que es muy incompleto el confortador dicho de ‘pedir y se os dará’. No específica por dónde.

La doctora Merkel tiene la receta para evitar la deuda española e italiana siga creciendo: impedir que el Banco Central Europeo la siga vendiendo. Para disimular el número de deudores no se ha inventado nada mejor que no prestarle nada a nadie, en especial a los países llamados periféricos. Que cada cual se las arregle como pueda, ha venido a decir la poderosa señora y eso nos incluye a nosotros aunque ella esté convencida de que no tenemos arreglo. Hay diagnósticos buenísimos, pero por desgracia hay enfermedades que son todavía mejores.

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