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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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Hay que darle facilidades a quienes están dispuestos a rescatarnos, ya que si les abrazamos en señal de gratitud ellos no pueden bracear en el mar revuelto de la economía. La ayuda financiera a España puede llegar nunca, que es peor que tarde, si continúan las tensiones entre el Banco Central Europeo y el Bundesbank. Los dos están de acuerdo en aliviar a los países castigados por la prima de riesgo, pero discrepan en el procedimiento. Son los inconvenientes que tienen los bancos buenos, que a diferencia de los llamados «bancos malos», en vez de pedir auxilio, tienen cola para auxiliar a las naciones menesterosas.

Al atareado presidente español le va a faltar tiempo para incumplir sus promesas electorales, pero dice que la culpa no es suya, sino de los calendarios. Mañana, jueves, tratará de convencer a la señora Merkel de que aclare su posición sobre el rescate. ¿Qué más podemos hacer?, le dirá a la canciller alemana, teniendo en cuenta que somos españoles y ya hemos hecho lo imposible: pasar de ser la octava o novena potencia mundial a ponernos en la cola de la lista de pobres y preguntar quién da la vez.

Debe definirse la señora Merkel, que es la diosa de las finanzas europeas, porque la diosa de la Fortuna ya se ha decidido hace tiempo.

La espera, como siempre, hace crecer el desasosiego. La gente normal, que es la única a la que le afecta directísimamente la subida del euro, está deseando que nos rescaten de una puñetera vez, más que nada, para hablar de otras cosas.

Si hay que ir al infierno, se va, pero no nos acojone usted más contándonos en qué consisten sus martirios, que le dijo aquel penitente al cura que describía minuciosamente los castigos de ultratumba.

Los españoles estamos tan tristes como Ronaldo, pero nosotros sabemos por qué. El manual del perfecto náufrago es papel mojado, pero antes lo hemos leído de cabo a rabo. Falta el epílogo.

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