Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

La UPL anda a otra cosa, más ascética, más elevada, menos terrenal; pero en el desgajado PSOE leonés tienen desde hace dos meses a todos los machacas tejiendo informes sobre las idas y venidas del superconsejero de la Junta en Valladolid, que vive en esta legislatura para cuestionar la carísima política de carteras que se empleó hasta ahora, de lo capaz que se muestra al llevar en el mismo despacho áreas tan dispares como las carreteras y los pinos, el teléfono de emergencias y los lobos, los incendios y los corzos con brucelosis.

No hay nada que haga pensar que Silván vaya a dedicarse a otra cosa que no sea la política dentro de tres años, cuando (si por entonces queda algo en pie de este sistema autonómico que es un pufo sin fin) se convoque de nuevo a los que pagan impuestos a votar. Un momento crítico para un político, instante trasunto del pasaje bíblico ese de los talentos, cuando se pasa examen de lo que se aportó y lo que se produjo. Y al consejero de Fomento y más, consejero de León, como le dicen con retranca en la oposición que tiene aquí, igual le preguntan antes de meter el voto dónde genera empleo la actividad que gestionan sus departamentos. Que es más difícil ver a una empresa de León arreglando carreteras de la Junta en la provincia que a un rico en el reino de los cielos.

A Silván le van a poner colorado cuando le enumeren las cifras de la riqueza que traslada a León ese emporio enorme que maneja en Rigoberto Cortegoso, calle de Valladolid afamada por salir en los créditos de las películas de un montón de consejerías de la sagrada administración que legisla y decide sobre la vida de los leoneses. Hasta sus compañeros de partido le pueden pinchar el amor propio. Van a poner en una tabla las contratas de Carrasco para parchear las carreterinas de León y la procedencia de la empresa que alisa las de titularidad autonómica, estas que normalmente se distinguen porque tienen a la entrada unos cartelones con letronas gordas que pone castillaleón emborronado con un manchón de pintura; y el ciervo ascendente, que avisa a los conductores del jaleo de abogados y seguros en el que se van a meter en caso de atropello. Y ya si se lee de donde vienen los camiones y el aglomerado, se acaba por entender todo. Eso sí que son lobos y no los de las cuarenta y tres manadas que se reproducen como conejos por la provincia.

tracking