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León

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No me voy a molestar en recordar su nombre porque es absolutamente prescindible, como sus comentarios, vacíos, amorfos, huérfanos de sentido. Me gustaría saber para qué necesitamos estos cargos intermedios, más bien canijos, como su ingenio para la retórica, nivel socrático, porque decir que la vida del Centro Nacional de las Músicas Históricas depende de que los leoneses llenen sus conciertos demuestra una lucidez intelectual a la que solo unos pocos pueden aspirar. Yo, desde luego, no.

Si empleamos la misma lógica aplastante con su puesto, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas, creo que deberían dimitirle, porque, seamos sinceros, no son legión los que hoy en día acuden al teatro, al ballet, a la ópera o a los conciertos de música antigua. Así que, quid prodest? su empleo, quiero decir, ¿Quién se beneficia de él? A este paso, nadie, con lo que, sus barbas ya deberían estar más que mojadas. Porque para desmantelar, cualquier ordenador vale, o las chicas del 1, 2, 3. Son cien mil euros entre 200 (así, exagerando) espectadores, 500 euros por espectador. Pues eso, que los números no cuadran.

Pero tampoco cuadra un organismo, el Inaem, sin función, que ahora toca ahorrar y los españoles tienen que comer, que con la subida de todo deberían instaurar la cartilla de racionamiento, que al menos así habría alguno que podría montar una empresa viable en torno al estraperlo. La cultura de la miseria.

Todos sabemos que el arte es deficitario, como la educación y la investigación, a menos a largo plazo, que en España eso de esperar no renta, y es mejor seguir el ejemplo de la reina de corazones: ¡Que les corten la cabeza! «Que si no se llena no interesa», dice.

Pues nada, cambie a Michael Noone por Belén Esteban, que así sí que se garantiza el sold out, o ponga porno, que también vende. El problema es su cargo, que ya no tendría razón de ser, como sus palabras.

Ya se que todo esto es palabrería absurda, que con la que está cayendo a nadie le interesan los conciertos de viola de gamba, pero la cultura marca la diferencia, ayuda a vivir, o a sobrevivir...

Un gran happening poético llenaría el Auditorio de leoneses, pero hoy llega Merkel, a poner más alambradas, dicen.