Cerrar

TRIBUNA

2012: Año Internacional de las Cooperativas

Publicado por
Concepción Basanta Fernández. Doctora en Geografía
León

Creado:

Actualizado:

La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su 66.ª reunión plenaria, el pasado 31 de octubre, de acuerdo con la resolución 64/136 de dicho organismo, promovió la celebración del 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, con el fin de potenciar el conocimiento, el debate y la promoción de este modelo empresarial bajo el lema: «Las cooperativas ayudan a construir un mundo mejor». Estas empresas promueven un empleo estable, el arraigo en el territorio y pueden ser una tabla de salvación para los trabajadores que ven reducirse las posibilidades laborales.

En las cooperativas, los socios pueden invertir exclusivamente su trabajo que, a largo plazo, generará un capital común, o trabajo y capital. Este último puede ser retribuido, a final de año, en función de los beneficios generados, descontando gastos y aportes al capital social.

Los objetivos de la cooperación pueden ser diversos. Para los pioneros de Rochdale (Inglaterra), creadores de los Principios Cooperativos, columna vertebral de toda empresa cooperativa, se trataba de conseguir productos de primera necesidad de buena calidad, a precios razonables y de evitar engaños. Para ello crearon una cooperativa de consumo que facilitaba a sus asociados: harina, azúcar, y materias primas (algodón, lana) para los tejedores asociados. Desde allí, se extendió por Inglaterra al lado del movimiento sindical y, más tarde, por el resto de países europeos. Otros sectores adoptaron los mismos principios básicos para el funcionamiento de las entidades cooperativas de forma asamblearia.

En 1995, el Congreso del centenario de la Alianza Cooperativa Internacional, celebrado en Mánchester, adoptó la Declaración de la Identidad Cooperativa que incluía la definición de cooperativa como una asociación autónoma de personas voluntariamente unidas para resolver sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales, mediante una empresa democráticamente controlada y que pertenece a todos sus miembros. También se hizo una nueva redacción de los Principios Cooperativos, organizados en siete apartados: 1º Afiliación voluntaria y abierta. 2º Control democrático por parte de los miembros. 3º Participación económica de los miembros. 4º Autonomía e independencia. 5º Educación, formación e información. 6º Cooperación entre cooperativas. 7º Interés por la comunidad en la que se constituye.

De este movimiento son otros destacados ejemplos las sociedades de crédito fundadas por el economista y político alemán Schulze, quien, a su vez, se inspiró en los bancos escoceses preexistentes. Su difusión fue tan rápida que, fundado el primero en 1850, creará una organización nacional de cooperativas federadas por regiones con 961 cajas en toda Alemania el año de 1865. Otro economista alemán, Friedrich Wilhelm Raiffeisen, fundador de una cooperativa de consumo y otras instituciones benéficas, culminó su obra, en 1874, con la creación de la Banca Alemana Raiffeisen bajo la fórmula de sociedad anónima. Estas instituciones se convirtieron en cooperativas de crédito agrícola dirigidas, de forma altruista, por prohombres locales.

En España, la clase obrera recibirá, en principio, de forma entusiasta el cooperativismo, como un ideal emancipador de la clase obrera y como un medio de conseguir una nueva sociedad. Las primeras cooperativas creadas fueron fruto de los contactos de la izquierda francesa con los políticos españoles emigrados a dicho país. Se crearon, en su mayoría, de producción, pero las dificultades de financiación de estas sociedades, incapaces de competir con las redes capitalistas, trajeron consigo la decepción y su abandono. En esta etapa destaca, como propagandista de la cooperación rochdaliana, el cartagenero, escritor y periodista, Fernando Garrido.

A partir del I Congreso Obrero, celebrado en Barcelona, en 1870, el cooperativismo se irá alejando de los planteamientos revolucionarios. En esta etapa un hito clave es la publicación, en 1891, de la primera encíclica social, Rerum Novarum , del Papa León XIII. En adelante, el cooperativismo será promovido por personajes preocupados por la «cuestión social», ajenos al obrerismo militante que utilizarán plataformas institucionales como las Sociedades de Amigos del País, partidos políticos moderados y las organizaciones religiosas para su difusión e implantación. Propagandistas destacados por su labor teórico-práctica son: Pérez Pujol, Ramos Bascuñana, Rivas Moreno, Antoni Vicent (cabeza del movimiento social católico en España), y un largo etcétera que alcanzar hasta nuestros días.