La opinión del lector
Despedida en
Pinilla de la Valdería
El sábado despedimos para siempre en Pinilla al tío Quico, un hombre bueno (perdonadme la simpleza, pero no encuentro mejores palabras para definirlo). El tío Quico era mi abuelo, aunque en los últimos años fue un poco el abuelo de todos. Me siento muy orgulloso de ser su nieto y muy feliz por haber podido compartirlo.
He querido despedirle desde estas páginas, no en vano este periódico fue su fiel compañero durante muchos años —cuando hablaba de «el periódico» siempre se refería a éste. Para él no había otro—.
Mi abuelo fue un hombre agradecido, por eso yo quiero despedirle dando las gracias: a todos los que le conocieron, trataron, quisieron y acompañaron en su último adiós; a las instituciones locales, municipales y provinciales; a los diferentes medios de comunicación, que siempre le trataron con respeto y cariño. A Yoly (Ramira, le decía), por los cuidados y cariño de los últimos cinco años. Deseo expresar un agradecimiento especial a la persona que le ha acompañado toda la vida (y ya son casi 85), cuidándole y queriéndole, y que no es otra que su hija Ana Mª, mi madre. Y le doy las gracias también a él, por todo lo que nos enseñó y por cómo lo hizo.
Su recorrido por la vida fue largo, muy largo, pero lo hizo con serenidad, con humildad y sin perder nunca la dignidad. Así traspasó la meta final. Descansa en paz, abuelo. Lo tienes merecido.
Contador, un héroe
La sombra de España en ciclismo es alargada. La UCI y quién quiera que intente atorar las agallas de los deportistas hispanos debe estar de vuelta de los enredos y litigios imputados a deportistas finos de raza y esfuerzo humano neto.
Una Vuelta que desde su traslado póstumo a las calendas de septiembre no cuajaba, en esta edición, sin embargo, ha puesto en pie a la afición española. Con ella y los corredores ha elevado al puesto que se merece el ciclismo español en una época difícil, de amenazas reales y rescates inadecuados, si se llevan finalmente a cabo.
España y sus moradores, en este caso los deportistas, son cosa seria como lo han venido demostrando a lo largo de décadas todos sus hombres, no solo en ciclismo, sino en el deporte en general. Pienso en la reciente medalla conce-dida al deporte rey en la persona de dos de sus hombres más destacados, por una institución tan honorable como el Principado de Asturias. Sin glosar larga enumeración de la pléyade de ciclistas y deportistas famosos de todos conocidos, bastaría con hacer mención y un canto a la honradez, esfuerzo y seriedad de algunos ejemplos de los últimos tiempos: los Nadal, Gasol, Indurain, Iker, Santana, Santillana, Ballesteros, etc...
La etapa 17ª de la Vuelta Ciclista a España 2012, Santander-Fuente Dé será largo tiempo recordada en la historia del ciclismo español por la situación del trazado y por el desarrollo de la misma gracias a sus protagonistas. Los aplausos de los aficionados, las subidas repetidas día a día en el recorrido cantábrico hacen elevar la categoría de la Vuelta a España y la nombradía del ciclismo mundial y el español sobre todo, dolorido por el castigo poco clarividente recaído sobre uno de sus mejores hombres, con ironía de algunos habitantes del país vecino, poco elocuentes en esta ocasión, no solo en ciclismo sino en otras citas como Roland Garros.