Diario de León
Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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Los dos grandes partidos, PP y PSOE, se encuentran —cuando sólo han transcurrido diez meses desde las elecciones generales— sino en caída libre, si al menos en un importante proceso de desafección que afecta no sólo a la intención de voto sino a la credibilidad y confianza que suscitan sus líderes, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. Así lo ponen de manifiesto las encuestas publicadas tanto por diferentes medios de comunicación como por el propio Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Se atribuye al que fuera ministro en los primeros gobiernos de la UCD, Pío Cabanillas, la frase de: «el poder desgasta, pero más desgasta estar en la oposición». Siendo bastante certera esta aseveración, eso no quita para que Rajoy y sus asesores tengan que estar un poco atónitos ante el declive electoral que en sólo diez meses pronostican las encuestas. Pueden justificarlo por las medidas que ha tenido que tomar el Gobierno para hacer frente a la crisis, pero no parece que esta sea la única causa. La última encuesta conocida habla de una pérdida de 14 puntos del PP. Igual de mal parado sale el actual presidente del Gobierno y líder de los populares cuando se pregunta a los encuestados por la confianza que les inspira el actual inquilino de la Moncloa: el 84% dice que poca o ninguna y sólo el 15% se inclina por mucha o bastante.

Pero es que al PSOE no le van mejor las cosas ya que no es el partido que recoge ese desgaste del PP. Los socialistas, según la encuesta, están en una intención de voto del 24,1%, lo que supone 4,6% puntos menos que el 20-N. En cuanto a la confianza en Alfredo Pérez Rubalcaba, el 89% dice que poca o ninguna por sólo el 10 que se inclina por mucha o bastante.

Los dos partidos que salen beneficiados son la Izquierda Unida de Cayo Lara con una intención de voto del 12,4% y UPyD de Rosa Díez que roza el 10%. Parece por tanto que se ha podido abrir una brecha en el sistema bipartidista que ha caracterizado a la vida política española desde la misma transición. Para evaluar el nivel y la importancia de la misma habrá que esperar a próximas confrontaciones electorales. Las dos que hay en el horizonte más próximo —País Vasco y Galicia— no serán muy significativas para sacar conclusiones definitivas. Quizás las europeas del 2014 si sea un buen momento para hacer esa evaluación. Y de aquí a entonces pueden pasar, muchas, muchísimas cosas.

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