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Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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Como todo lo que puedo hacer por tu corazón es un poema albergo un industrioso respeto por la cardiología. En este sentido en estos días, entre el 23 y 26, va a tener lugar en León —se trata, como digo, no de un consultorio sentimental como del título de este artículo podría inferirse sino de un meritorio evento de medicina, enamorados recientes abstenerse—, la Semana del Corazón.

Igual que si de un poema médico se tratara la Asociación Leonesa para la Prevención Cardiaca, presidida por el insigne doctor Esteban García Porrero, organiza en el Petit Palais —antigua Azucarera— estas jornadas de prevención de riesgo de enfermedades cardiovasculares (la primera causa de jubilación forzosa de la vida; casi nada).

Procura así la medicina leonesa no sólo hacer pedagogía sino también, siguiendo la humanista línea de Hipócrates, generar un espacio y un tiempo de conciencia vital (lo cual, frente a las grandes operaciones quirúrgicas y avances médicos que nos impresionan siempre, parece algo tan humilde y hermoso como necesario; algo parecido a que las cosas tengan que ser redondas para rodar)… La cardiología, con lo que tiene de ciencia y lo no poco que tiene también de metáfora y hasta de poesía, es otra actualísima forma de hablar de la espesura trágica de la vida, y sólo ahora, mientras redacto esto con velocidad de rayo desbocado, me he dado cuenta… ¡Qué cosa tan insana e iluminadora esto de escribir la columna estresado y en quince minutos!

La corazonada médica y pública a la que nos referimos consistirá, según me informan indirectamente, en varias conferencias sobre dieta y vida cardiosaludables

Soplan malos vientos —la crisis económica es una tempestad exterior y pirata que se nos mete dentro— para nuestro expuesto corazón. Y por eso se nos antoja tan oportuna la Semana del Corazón.

No somos eternos pero lo cierto es que necesitamos tal recordatorio para no acortar nuestro recorrido; para añadir años a la vida. Y lo necesitamos de igual modo para cuidar y mimar saludablemente a aquellos que queremos con amor durable y enfermero. Sí, cuidar también tiene sus leyes.

Amor y cardiología son dos artes cuyo maridaje es sólo apto para quien ostenta con orgullo el carnet del loco. Por eso yo, por deformación profesional, pienso en la Semana del Corazón y me viene a la cabeza tu imagen entonces, cuando llevabas el corazón en la mano como las camareras de los club de jazz de Harlem y tenías miedo a temblar para que no se te cayera, oh, poema moreno, mujer que ha hecho un pacto con el tiempo y por eso parece un retrato inmortal de sí misma en medio de la acera de la vida… La Semana del Corazón es un hermoso pretexto para decir te quiero.