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León

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Se fue Ramón Ledesma de la jefatura de tráfico de León sin firmar una denuncia que venga a empapelar al iluminado de Fomento (Ministerio de obras públicas que por lo general ocupa un gallego) que ha diseñado el acceso de la N-601 a la Ronda Sur. Porque si va contra la seguridad del tráfico que mi teniente vea a un parroquiano rascarse la oreja y le empaqueten tres puntos y doscientos de propina no fuera a tener el Motorola en la mano, los carriles que meten los coches a la circunvalación, ahí junto al Portillo, y el ceda al paso así, al azar, no dejan de ser un motivo del paso a la otra vida para los que quieren sólo circular sentido a Astorga. Se fue Ramón Ledesma de la sede de las multas de Ordoño II, casi en el anonimato, a pesar de que 25 años le habrán dado tiempo suficiente para hacerse notar en la vida de miles de leoneses. A ver quién no está en la lista de los que han abierto el apetito a mediodía con una receta de la Dirección General de Tráfico, mientras se convocan santos y más santos a la mesa. El fenómeno arreció de siete años a esta parte, con cientos, qué cientos, miles de coches verdiblancos y camuflados atizando multas a discreción por las carreteras de acceso a la ciudad, las más transitadas, en un arreón que ha puesto a los conductores de la provincia en el hit parade de los más multados de España. Todos los documentos que atestiguan esa carga punitiva contra los que se atreven a conducir por León llevaron hasta julio la firma de Ledesma García, Ramón, quien solía aparecer en las fotos entre el jefe de la división de tráfico de la Guardia Civil y el señor gobernador. Daban la estadística de sancionados, presentaban un etilómetro y otra vez al segundo plano de la jefatura, a las oficinas donde las colas se despachan con el vuelva usted mañana de Larra mientras florecen alrededor empresas de recursos milagreros.

Parece que este embrollo en torno al tráfico se puso en León mucho peor de lo que estaba con Pere Navarro, ahora al frente del Partido Socialista de Cataluña, al que Zapatero encomendó la honorable tarea de criminalizar a todo quisqui que se pusiera al volante. Esperamos a Navarro por León a que explique qué reserva el socialismo español a esta tierra en su proyecto de estado federalista que con tanto ahínco defiende. No hace falta recordarle cómo hemos pagado la factura de la autonomía que nos colocaron por aquel estribillo de llibertat, amnistía y estatut de autonomía. Y la factura de las multas.

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