Diario de León

TRIBUNA

Confucio: Con la lengua y cultura chinas

Publicado por
Juan Lanero. Director del Instituto Confucio de la Universidad de León
León

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Hace unos días se reunían en Viena los Directores de los Institutos Confucio de Europa: 106 centros distribuidos en 34 países. Los cambios más recientes dentro del aprendizaje del Chino Mandarín y los cambios que se van a introducir en el sistema de evaluación hacían necesario un encuentro de estudio. Además, otros tres temas debían ser presentados. Uno se refiere a un sistema absolutamente ambicioso de becas para postgraduados, fundamentalmente doctorales, en el ámbito de las Humanidades y Ciencias Sociales. Otro es relativo a la creación de la nueva figura del Maestro Sénior, una especie de supervisor de la docencia impartida, corriendo con la responsabilidad de su enfoque y resultados. Y, por último, la creación de más de 500 aulas Confucio en todo el mundo para el próximo cuatrienio.

El lector leonés, por ser la ciudad sede de uno de los cinco Institutos Confucio de España, debe saber que, a partir de la fecha, la docencia de Chino Mandarín quedará establecida en las siguientes categorías: YCT, en cuatro niveles, que son los cursos que se han creado pensando en los niños y adolescentes. HSK, con seis niveles, que se refiere al chino para adultos. Hasta ahí todo queda como estaba y ya conocen los alumnos del Instituto Confucio de León, si bien con alguna reforma en la estructura de las pruebas. La novedad reside en la creación de otras dos categorías: BCT, o chino para los negocios; y HSKK que se concentrará exclusivamente en el dominio de las destrezas orales. Estas dos últimas categorías están en proceso de perfeccionamiento y no se introducirán hasta el curso académico 2013-2014.

El segundo punto, es la creación de becas de postgrado orientadas a alumnos que hayan superado el nivel HSK 5 y deseen realizar estudios en las 12 mejores universidades chinas, de las 2.500 que tiene el país, a nivel de Máster o Doctorado. El Instituto Confucio de la Universidad de León hará una presentación de este programa en fecha próxima, sobre todo para Graduados de las Facultades de Filosofia y Letras, Educación, Derecho y Económicas y Empresariales.

El tercer punto es la creación de la figura del Maestro Sénior. Supone un avance pedagógico notable porque los maestros y profesores del Confucio hasta el momento, han superado duros exámenes, además de largos cursos de perfeccionamiento, pero una vez en el Instituto de destino ejercen su docencia dentro de su total responsabilidad y, si acaso, se piden explicaciones, no responsabilidades, cuando los resultados de los exámenes oficiales no siguen la tónica general de éxito alto. A partir de este momento, las universidades que acogen Institutos Confucio habrán de involucrarse mucho más en la docencia, puesto que hasta ahora, la enseñanza era responsabilidad casi exclusiva del profesorado enviado por la oficina central.

Finalmente, la creación de aulas Confucio significa un cambio en la política de creación de centros y un toque de atención a los Institutos Confucio ya existentes en todo el mundo, que se acercan a los 400. Vayamos por partes: la Universidad sabe y la sociedad debe saber que la existencia del Instituto Confucio, después de su creación, depende de un contrato de cinco años; deben cumplirse unos objetivos y la Universidad y la sociedad donde está enclavado deben cumplir unas expectativas que, de no hacerlo, puede culminar en la retirada del Instituto. Y en algunos lugares pronto se van a dar casos.

Este último aspecto merece una reflexión seria. El Instituto cuenta con un presupuesto enviado por el Ministerio de Educación Chino que se supone que es el 50% del presupuesto total. Una cifra semejante debe ser invertida por la Universidad. La Oficina Central no se encuentra ni mucho menos satisfecha con algunas de las Universidades que han entendido que los Institutos Confucio son una lotería proveniente de China, que les ha tocado y que no requiere más atención. Craso error. El gobierno chino es generoso en el plan educativo de los Institutos Confucio. Sólo para Europa, el curso 2012-2013 cuenta con un presupuesto de más de cuatro millones y medio de dólares. Es generoso, pero no inocente. Han empezado a saltar las alarmas en Pekin que aconsejan varias cosas: que no es momento de crear más Institutos Confucio; a lo máximo aulas Confucio dependientes de éstos; y que es posible que, incluso, en el próximo curso, lejos de crecer el número de Institutos pudiera disminuir.

Esto recuerda un poco al rico Tio Sam americano que repartía dólares con una candidez sorprendente. Alguien ha podido pensar algo semejante del tío rico chino. Además, es aconsejable que vayamos destruyendo el cliché que en España se tiene de los chinos: Esos que no molestan; los que tienen unas tiendas con objetos de baja calidad o rigen restaurantes a donde vamos a comer por el módico precio de un billete de diez euros y pocas monedas más. No. China es algo más que esa caricatura carente de sentido. No en vano hay que pensar que el imperio americano está llegando a su ocaso y China se está preparando para tomar el relevo. El gigante asiático en muchos ámbitos ya está exhibiendo sus poderes, aunque de forma discreta. Como en los Juegos Olímpicos de Londres. Recordemos el medallero. China dispone de un plan de expansión que ya se observa en Estados Unidos. Y en China, la todopoderosa Canciller Merkel a nivel europeo, acaba de rendir pleitesía al gobierno, con humildad y desprovista del dominio de la situación que exhibe en Europa.

No sería sabio pensar, como algunos hacen, que el Instituto Confucio es algo muy bonito e interesante, pero fuera de todo control del gobierno de Pekin. El Instituto Confucio ofrece a sus estudiantes una puerta que da a un futuro prometedor. Quien tenga visión de futuro, estudiará la lengua del mismo, que es el chino. Quien desperdicie la oportunidad, probablemente contribuya a su propio maleficio y al de su mundo circundante que, por falta de interés, o por ignorancia supina, deja de beneficiarse de una institución que, sencillamente, en unas circunstancias absolutamente normales, jamás hubiera venido a León. Merece la pena mirar al futuro dotándose de una herramienta que tenemos a la puerta de casa: el aprendizaje del chino mandarín.

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