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PRISCILIANO CORDERO DEL CASTILLO. SOCIÓLOGO
León

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7.000 millones de personas en el mundo. La explosión demográfica que no cesa. Según el Informe de World Population Prospects de Naciones Unidas, en el 2011 la humanidad ha alcanzado la cifre de 7.000 millones de personas y para el año 2050 se podría llegar a los 9.300 millones, si la tasa de natalidad, que ahora es de 2,5 hijos por mujer, cae a 2,2, pero si continuase como es en la actualidad, la población mundial para mediados de siglo podría llegar a los 11.000 millones, lo que ciertamente acarrearía para la humanidad escasez de agua potable, alimentos y tierra laborable, la desertización se extendería a más territorios y la pobreza llegaría a más millones de personas.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la población mundial creció de forma muy lenta. La corta esperanza de vida y la alta mortalidad, especialmente infantil, compensaban la alta natalidad, produciéndose un incremento vegetativo reducido.

Pero el desarrollo de la agricultura y más tarde la Revolución Industrial, produjeron una explosión demográfica, alcanzándose los primeros mil millones de población en torno al año 1800. A partir de esta fecha, la población comenzó a experimentar un fuerte desarrollo: se duplicó y llegó a 2.000 millones en 1930 y volvió a duplicarse (4.000 millones) en 1975.

En el 2011 alcanzó la cantidad de 7.000 millones. Para llegar a los primeros 1.000 millones se necesitaron todos los siglos de historia antes de Cristo y los 1800 años después de Cristo, pero para sumar los últimos 1.000 millones solamente se necesitaron 12 años. Mantener este crecimiento vertiginoso de la población por más tiempo simplemente es un suicidio de la humanidad.

Es verdad que el crecimiento de la población hasta nuestros días no ha producido las catástrofes y mortandades que anunciaba Robert Malthus en 1798. Malthus no previó la emigración al Nuevo Mundo, ni los efectos positivos de la Revolución Industrial y luego de la Revolución Verde, que aumentaron la producción de alimentos de forma geométrica.

Sin embargo, ya no hay muchas posibilidad de emigrar para aliviar la presión demográfica de los países superpoblados y las revoluciones ya no dan más de sí, al contrario, una y otra están agotando los recursos de la tierra y contaminando y destruyendo la naturaleza.

Por esto, los países más desarrollados y más cultos han optado a lo largo del siglo XX por la planificación familiar para detener el crecimiento demográfico. Ahora toca a los países en desarrollo tomar esa misma medida.

Aunque el promedio de la tasa de natalidad ha venido cayendo lentamente desde hace décadas, sin embargo, la población mundial sigue creciendo, debido a lo que los científicos llaman el «Momentum» o impulso de la población., lo que supone un crecimiento de más de 70 millones de personas cada año.

Dice el demógrafo Jonh Bongaarts, Vicepresidente del Consejo de Población de Nueva York:»El crecimiento demográfico es como un tren en marcha, cuando el maquinista echa los frenos, el tren no se para inmediatamente». Así sucede con la población. El «Momentum» demográfico hará que la población recorra una distancia considerable, antes de parar definitivamente de crecer.

Ante este futuro, no tan lejano, nadie sabe cual puede ser la solución. En los próximos 40 años habrá que producir más alimentos que se han producido durante toda la historia de la humanidad. Pero ya no habrá muchas posibilidades de aumentar las tierras laborables, ni se podrá emigrar a otros países y el cambio climático, la erosión del suelo, la contaminación química, las lluvias torrenciales y la desertización de grandes regiones, pueden agravar la producción de alimentos y el hambre en el mundo.

Por todo ello, el crecimiento de la población debiera ser un tema de máximo interés y preocupación, no solo para los demógrafos y científicos, sino también para las instituciones, las familias y los individuos en general. Estabilizar la población mundial requiere reducir la tasa de natalidad en aquellos países donde todavía es muy elevada y son precisamente los países más pobres e inestables. Yo estoy a favor de la vida y creo que es una obligación de todo ciudadano buscar y desear una vida digna para toda la humanidad. Pero, ¿se puede estar de acuerdo con que siga creciendo el número de pobres y que sigan naciendo miles de niños condenados al hambre, a las enfermedades de todo tipo y a una muerte prematura?

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