LA LIEBRE
En calcetines
Anuncian un ERE de 18 meses para los 302 empleados de la plantilla de Antibióticos y se llena Ordoño II de personas en calcetines para conseguir unos zapatos que ofrece una tienda como promoción de apertura. Una evolución lógica que demuestra el callo de una ciudadanía que desde hace décadas vive con el yugo de la muerte de la factoría sobre la quijada, como si fueran los astilleros en Cádiz o el oso panda en el zoo de Madrid. Una población que, lejos de salir a tomar la calle otra vez, como en un bucle de teletienda de madrugada, ha decidido que es mejor echarse a ella para empezar a vestirse; por los pies, como Dios manda, que las manos en la cabeza nos vienen a los leoneses de serie y hay que andar listo por si se necesita salir con lo puesto.
El enésimo viático al buque insignia de la economía leonesa —que siempre ha sido un termómetro y ahora parece una radiografía— resucita de nuevo los recuerdos de las pancartas con los políticos adosados. Personajes que se repetían luego en la foto sonriente con los sucesivos enterradores que han comprado; esquilmado los recursos y principios activos para trasladarlos a sus centros de fuera de España, donde dejan el valor añadido; e ingresado las subvenciones sin hacer apenas otra inversión que una mano de chapa y pintura. Una partitura que se cierra siempre con la presentación de la cuenta de resultados vacía, las caras largas y el cartel de venta o muerte; además del daño colateral de una lista de prejubilaciones, que garantizan dinero para los que se van pero no sueldo para los que vienen, algún sindicalista listo con madera de representante público y jóvenes promesas para el mundo de la economía. De aquí salió Mario Conde y, mira dónde anda, camino de la presidencia de la Xunta después de una escala en Alcalá Meco, que a la política hay que llegar con todo hecho.
Pero el remake de la película, esta vez, cambia el nudo por las necesidades del guión de la crisis, en la cual quien no tiene un amigo que se acaba de quedar en el paro sólo encuentra la justificación de ser un asocial o un político con cargo para colocar y hacer favores. Con este panorama, cualquier día cierra Antibióticos y, si no es por que alguien hecha de menos el tufo que mete el viento de norte en Armunia, ni nos enteramos de que la cola del paro cruza de Ramón y Cajal a la carretera de Zamora. No va a haber quién remiende tanto calcetín.