LEÓN EN VERSO
Vaticinios
En un ejercicio formidable de reflejos, que justifica por sí solo que un tío sea capaz de ganarse la vida como político durante un cuarto de siglo, Luis Aznar fue capaz de aventurar que los socialistas iban a tirarse a por el PP a cuenta de las miserias que le iba a dejar Rajoy a León en los presupuestos del Estado. Gran mérito del senador, que el día antes de que los líderes locales del PSOE cargaran las armas con la munición de lomalquenosquieremariano y melancólicos de lo muchoquenosqueríazapatero , ya predijo: Van a decir que son malas. Y acertó.
Es ya un hito en la política leonesa ese avance informativo de Aznar, de gran calibre, como cuando hace veinticinco años montó el primer chiringo de mullidor en la sombra, de baranda del CDS que luego entregó al otro Aznar, en aquel pacto cívico que cocinó con Amilivia y Zapatero para cepillarse el gobierno anticastellano de San Marcelo.
Luis Aznar ha sembrado su curriculum de referencias imprescindibles para entender el mundo contemporáneo leonés. Este vaticinio certero sobre las cuentas del estado para León no deja de ser un acierto tan reseñable como aquel traje de funambulista que se ponía para ir a las cenas de Riello después de pasarse la tarde quitando ortigas de la alfombra impoluta que daba acceso a la consejería de la presidencia en Valladolid. No menos valioso que cuando fue delegado de la Junta, y en ese tiempo a la sede de la avenida Peregrinos le creció una oficina de atención a alcaldes —de la cuerda, claro— que puso en el disparadero a José Antonio Díez y Díez, incapaz de atajar desde el Palacio de los Guzmanes la vía de agua. La habilidad política de Aznar está fuera de dudas, tal y como supo esperar a despedir a Morano como senador del PP después de habilitar en 1987 un pacto que lo liquidó temporalmente en el Ayuntamiento. Ni Andreotti es capaz de presentar tanto lustre a su vida laboral en Palazzo Chigi.
El problema de Aznar lo tiene el PP de León, que entre 10.000 afiliados, una decena de cargos públicos de alcurnia y otros tantos asentados en los créditos orgánicos tiene que mandar darle briza al PSOE por su escaso apoyo a la provincia leonesa al tipo que cuando ocupó la dirección general de protección civil puso en marcha el servicio de emergencias que atiende a los leoneses en Valladolid. Y, por supuesto, allí quedó todo el empleo.