LA VELETA
Ministro-estrella
Hay jueces estrella, periodistas estrella, cocineros estrella y, claro, ministros estrella. Ninguno como José Ignacio Wert, titular de Cultura, Educación y Deporte.
El hombre cuyo rostro acapara todos los titulares, ahora por decir que la huelga de estudiantes está montada por una minoría de izquierda «radical», ayer por proclamar que quiere «españolizar» a los alumnos catalanes, anteayer por... se ha convertido en el pin-pan-pun del Ejecutivo, el personaje a quien casi todos atacan y al que Mariano Rajoy ha de defender, aseguran que incluso frente al propio Rey, aunque yo creo que hay bastante de leyenda urbana en ese episodio.
Conozco a Wert desde que éramos compañeros en Derecho y Periodismo (aunque él nunca incluye en su currículo esta segunda condición) y, además, he coincidido alguna vez con él en conferencias y en su etapa de tertuliano en los medios. No deja a nadie indiferente.
Sé de su capacidad enorme, de su simpatía y de su ocasional incontinencia verbal, fruto de un cierto complejo de superioridad. Nada excesivamente malo, la verdad, en comparación con sus muchos talentos.
El problema es que no siempre los más inteligentes sirven para convertirlos en los mejores ministros: Goethe decía que el destino de una persona no está en la inteligencia ni en las estrellas, sino en el carácter.
Y Wert, a quien encanta epatar a sus entrevistadores radiofónicos, incluso hablándoles en catalán —yo le he escuchado dar mítines en Pontevedra, en su etapa de PDP, en un cuestionable gallego, a él, madrileño de pura cepa—, tiene acaso un carácter demasiado expansivo y un ego excesivamente acentuado como para compaginarlos con la prudencia y la disciplina requeridas en quien se sienta en la mesa del Consejo de Ministros.
Con Wert se perdió, acaso, un gran presidente de la Corporación RTVE, un buen portavoz parlamentario de su partido —aunque no estoy seguro de que milite formalmente en el PP; claro que eso tiene escasa importancia, y él no es buen militante de esta casta partidaria— y, sobre todo, un gran intelectual.
España necesita, lo digo en serio, mucha gente como José Ignacio Wert: polemista, brillante, innovador.
Lo que no sé si necesita es un ministro como él, en un país que sigue a la cabeza de los fracasos escolares y de la huída de jóvenes muy bien preparados en busca de mejores oportunidades en el extranjero, quizá para nunca más volver.