editorial
Luces y sombras en el balance de los planes E
El balance de los planes E promovidos desde el Gobierno en los años 2009 y 2010 son una prueba evidente de que a la hora de gestionar el dinero público existen enormes diferencias. Un repaso por las obras realizadas en la provincia de León permite desvelar la existencia de proyectos realmente importantes e interesantes pero también de tremendos derroches.
Entonces fueron los ayuntamientos los que plantearon las obras que deseaban incluir en ese maná que llegaba desde Madrid y en la provincia se gastó ese dinero en algunos casos en verdaderas disparates que hoy duermen el sueño de los justos.
Ayuntamientos como los de Cacabelos o Valderas, que en el anterior mandato se convirtieron en un ejemplo de mala gestión, también aprovecharon los planes E para dilapidar el dinero en obras faraónicas. En el primer caso construyendo un recinto ferial que permanece cerrado y en el segundo rehabilitando como Consistorio el inmenso edificio del antiguo seminario.
El balance deja claro que hubo quien fue previsor y quien optó por el brindis al sol. Y es que en muchos casos nadie pensó que no se trataba sólo de construir sino que con posterioridad habría que asumir un gasto de mantenimiento. Ese es el caso de las piscinas climatizadas de La Virgen del Camino o del centro cívico de Villaquejida, que al menos acabó convertido en guardería.
Decir que todos los políticos son iguales no es justo. Como en todo, hay diferencias.