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TRIBUNA

Regionalismos y políticos sin control

Publicado por
Faustino Merchán Famega ingeniero aeroespacial y autor de «Un vuelo mágico en busca de la luz»
León

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Estamos asistiendo a un momento crucial para el devenir de nuestro país. Como consecuencia del reciente encuentro de los gobiernos de Alemania y España, el primero ha realizado un informe sobre la situación real de España, donde se indica que ésta no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, alimentada por el nepotismo, y sin que exista la participación real ciudadana en las decisiones políticas, para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones. Por ello el Gobierno debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, la mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a plebiscito el modelo de Estado, si bien nuestro país ha conocido en otros momentos la bancarrota durante los reinados de Carlos I y Felipe II, entre otros.

La autonomía regional o el regionalismo aldeano y onírico ya no está de moda en España. Ha perdido el blindaje que impidió durante tres décadas la crítica de sus excesos. Se pone ya en cuestión que haya tres modelos fiscales, el foral de Navarra y Vascongadas, el especial para Canarias, y el régimen general de las demás. La transferencia de las competencias de Educación y Sanidad hizo que estas asumieran la prestación de los servicios públicos fundamentales del Estado del Bienestar, causando un expolio a la identidad e integridad española. ¿Qué ocurre cuando en las escuelas donde nuestros hijos reciben las mismas horas de español que de inglés, y menos que de catalán, gallego o vascuence, se les enseña por ejemplo que «el Estado español, ni se menciona a España, es aquella parte de la península ibérica que no pertenece ni a Portugal, ni a Andorra, ni al Reino Unido? Menéndez Pelayo llamaba «el lento suicidio de un pueblo que engañado por gárrulos sofistas, hace espantosa liquidación de su pasado, escarnece a cada momento las sombras de sus progenitores,[…] y reniega de cuanto en la Historia hizo de grande».

La razón de la enfermedad de España es el modelo de Estado inviable, sin control, gobernado por unos políticos desalmados y desatados, por el nepotismo y la corrupción e impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. Con cuatro mil empresas públicas que emplean a más de medio millón de empleados, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización posible. A pesar de ello, en España no falta talento, ni creatividad, ni capacidad empresarial.

En Vascongadas, Galicia y Cataluña, las fuerzas que aceptaron en su día el modelo vigente como una solución de compromiso provisional, reclaman una revisión del modelo constitucional, pero ya no es el tiempo de poner punto y final al proceso de construcción del Estado de las Autonomías, ahora toca su supresión. La deslealtad y la manipulación de los políticos de la barretina ha llevado al límite, con su supuesto expolio tan cariñoso del «España nos roba», que pregonan los medios subvencionados catalanes, cuando justamente es al contrario, su falta de escrúpulos llega a alterar y manipular las cifras de déficit. Al igual que el 7 de Octubre de 1934, el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra proclamaba: «En Cataluña, el presidente de la Generalidad, con olvido de todos los deberes que le impone su cargo, su honor y su responsabilidad, se ha permitido proclamar el Estat Catalá, en estos momentos se ha producido una deslealtad y alta traición al Gobierno y al pueblo de España». Por contra el ciudadano catalán, al igual que el vascongado está muy alejado de estas pretensiones independentistas, que sólo, supuestamente, beneficiarían a su casta política, que les llevarían al desastre económico, social, moral e histórico, en pos de unos sueños manejados desde la manipulación, con idéntica estrategia a la empleada por Hitler con el pueblo alemán

Navarra y Vascongadas tienen un procedimiento de financiación especial basado en una actualización de los conciertos económicos establecidos tras la abolición de los Fueros de 1876, que se mantenían en Álava y Navarra, pero habían sido derogados en Vizcaya y Guipúzcoa por el régimen franquista al finalizar la contienda civil. Las diputaciones forales tienen tantas atribuciones que entran continuamente en conflicto con el Gobierno vasco. Estos conciertos, que no encajan en la Unión Europea, les sirven para eludir aportar al Estado la contribución que les correspondería y gracias a ello disponen de una economía saneada. Por contra las regiones de Madrid, Baleares y Valencia están fuertemente endeudadas merced a la fuerte contribución al Estado que soportan. Otras regiones como Andalucía, Extremadura y la Manchega con grandes déficits son soportadas por las restantes. Entonces, para qué sirve este sistema autonómico si no se aplica el principio básico «cada palo que aguante su vela», y el principio de solidaridad interregional no es tal, sino que es una «partida entre pillos».

La deslealtad institucional entre los dos grandes partidos ha impedido pactar un modelo autonómico racional.

Entre la incompetencia y la ocultación para evitar que se conozca lo que está ocurriendo, y por ello anticipar con probabilidad lo que puede pasar es imposible para el conjunto de la sociedad civil, sería necesario crear espacios de deliberación, ágoras, que hagan posible construir pueblo y no masa. Al ciudadano, que se le ha conformado el carácter para evitar que circule la sangre por sus arterias sólo le queda luchar contra este mastodonte descontrolado y desatado.